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𝖄𝖎𝖇𝖔

Me dolían mucho las muñecas de tenerlas atrapadas en los grilletes, era incómodo y la posición que tomaron mis hombros era molesta. Seguí la indicación de An Ke y me hacía el inconsciente cada vez que alguien pasaba por delante de la celda pero, ¿cuánto tiempo tendría que seguir haciendo eso?

Tenía miedo de que algún guardia oliera mi sangre y no se controlase, no quería morir aquí con un vampiro mordiendo mi yugular, no cuando todavía no sé nada del paradero de Zhan.

Le echaba de menos y deseaba encontrarlo, necesitaba verlo y sentir su apoyo en esta terrible situación.

Pensaba en él cuando escuché que la puerta se abrió, seguía con los ojos cerrados por lo que solo esperé a que se marcharan. Ya me había funcionado antes por lo que confiaba en que esta vez también, sin embargo no me esperé que me hicieran un profundo corte en el brazo.

- ¡Ahh!

El dolor fue imposible de contener, sentía el líquido salir de la herida y bajar por toda mi extremidad hasta manchar mi ropa. Los dos vampiros que estaban conmigo discutían por quién tomaría la sangre que quedó en el cuchillo y seguramente para ver quién me mordía primero. Era asqueroso pensar que se peleaban por comerme y matarme.

- ¡Ya basta! - dijo alguien que reconocí como Hu Chao entrando en la celda con sus manos en la espalda.

- Lo sentimos, Joven Amo.

Ambos guardias se arrodillaron pidiendo clemencia y temerosos por el tercero, este no dudó un segundo en sonreír y romperle el cuello a uno con un rápido movimiento.

El que quedó se tiró al suelo suplicando y suplicando que le perdonase la vida. Acabó por conseguirlo y, tras un levantamiento de mano del contrario, salió corriendo de allí dejándome solo con él.

- ¿Qué quieres?

- Divertirme - sonrió de lado.

El primerior pasó sus dedos por la herida de mi brazo sin delicadeza sacando un quejido de mi garganta. Su piel se tornó roja y jugó con la sustancia en su mano mirándola con detenimiento.

- ¿Así te diviertes? ¿Eres tan vago que mandas a tus sirvientes a herirme para no tener que morderme?

Sentí un golpe en mi cara y el espacio fue llenado por el sonido de su puño impactando contra mi mejilla, este perduró unos segundos más en el aire hasta que todo volvió al silencio.

- Soy muy delicado con la comida -  dijo estando frente a mí agarrando mi barbilla. - O me la sirven en el mejor plato que tenemos o no la beberé, aunque la tuya es muy apetecible, lástima que ni yo ni nadie la catará.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Me gustaría chuparte la sangre hasta la última gota... pero es mejor un buen espectáculo, ¿no crees?. Disfruto más viendo como la muerte llega a las personas que comiendo, puedes sentirte afortunado de que te considere tan especial que no pida que seas mi cena.

- ¿Y qué piensas hacer conmigo entonces?

- Pronto lo sabrás. ¡Guardias!

Dos hombres entraron a los pocos segundos y me desataron, esa libertad que sentí me duró poco ya que me sostuvieron con fuerza y me arrastraron fuera de la celda. Forcejeé con ellos cuanto pude pero siguieron tirando de mí mientras un rastro de gotas rojas iba señalándose en el suelo.

Abrieron una puerta de hierro cerrada con tres candados y bajamos por una escalera hacia un lugar muy oscuro, sentía que me estaba metiendo en la boca del lobo. No veía nada, simplemente me dejaba guiar por esos guardias hasta que me empujaron y caí con las rodillas y las palmas en las baldosas frías.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora