365 días junto a ti.

Capítulo once.

“ Conocerte más ” ¿Qué es este sentir? Mi corazón late con fuerza, no la puedo ver a los ojos, porque automáticamente siento algo en el estómago.
Estoy caminando detrás de ella, con la mirada hacia abajo, solo veo sus pies moviéndose hacia delante.
Nervios.
Nervios.
Nervios son los que recorren por mi cuerpo.
¿Debería tomar otra píldora?
¿Qué es esto?
— ¿Jim?
— ¡¿Si?! — La miro a los ojos.
— Llegamos — Suelta una sonrisa mientras señala hacia el lugar.
Quiero irme a casa.
Me siento extraño.
Pero a la vez quiero estar con ella.
— Entremos.
— Sí — Asentí.
Entramos al local, era un ambiente muy cálido y antíguo.
Había algunos clientes, la mayoría eran ancianos, era un lugar muy bonito, tenía plantas, rosas y flores por las paredes, las mesas eran cuadradas y, los asientos acolchonados, detrás del mostrador había dos jóvenes que atendían a los clientes.
— Sentemonos aquí — Me señala un rincón al lado de un reloj gigante, hace Tick - tock - tick - tock, al par de la melodía que se escucha en el salón.
Las ventanas eran escasas en el lugar.
Pero es un buen ambiente, silencioso y tranquilo.
— ¿Van a pedir algo? — Dice el mesero que hace un momento estaba detrás del mostrador.
— Sí — Responde Emily.
¿Qué debería pedir yo? Es la primera vez que vengo en un lugar como este, con Edward teníamos la costumbre de ir a karaokes o compramos de casillas donde venden comida rápida, no es nada saludable porque puede tener cualquier cosa que nos haga mal, pero es delicioso.
— ¿Qué pedirá usted joven? — Me quedé mudo, no me había percatado que ya ha tomado la orden de Emily, la mire extrañado y avergonzado.
— El pedirá lo mismo que yo — Le respondió Emily.
El mesero me mira.
— S - si — Tartamudeé mirando hacia el reloj, para que no se note que estoy avergonzado.
El reloj por lo visto tenía años de antigüedad, decía algo en el, las letras eran pequeñas. “ Amor eterno XX ”
— ¿Qué dice ahí? — Me pregunta Emily intentando ver lo mismo que yo. Me di la vuelta a mirarla, el mesero ya no estaba.
— Dice Amor Eterno siglo 20.
— Una historia de amor ha de estar detrás de ese reloj.
— De seguro sí — Dije mirando a la mesa.
— ¿Por qué miras mucho hacia abajo?
No soy capaz de verla, estoy nervioso. Por tu culpa.
¿Qué es esto?
— Jim.
— Me gusta nomás — Digo.
— A mí no me gusta que mires hacia abajo, me gusta que la gente me de la cara y más tu.
Mi corazón palpita con rápidez.
“ Y más tu”
¿Por qué me siento así?
— Mírame — Dice con exigencia.
Y lo hago.
Estoy nervioso, ella es tan bonita. Suelta una sonrisa.
— Hoy te ves muy apuesto Jim.
Y en ese instante.
Explote.