Capítulo tres.

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Tenía el tenedor en la mano mientras enrollaba con el la pasta, le daba muchas vueltas, mi mente estaba otro lado.
¿Por qué pienso tanto en esa chica? Sólo la ví un vez y ya estoy dándole vueltas en mi cabeza...
- ¡Jim!
- ¿Si? - Digo exaltado.
- ¿Estás bien hijo? - Pregunta mi mamá.
- Em sí -
- Te estaba preguntando que, qué tal el colegio hoy.
- Tenemos un proyecto de arte, lo cuál haré con Edward, fuera de eso no hay nada nuevo, todo normal. ¿Por qué?
- ¿No tienes a alguna compañera con algún problema?
- Que yo sepa no, sólo interactúo con Edward.
- Ah. - Dice mi mamá.
-¿Por qué?
-Me preocupo por ti, necesitas hablar más con las personas, hacer más amigos.
- Lo pensaré - Le respondo.
- Es la octava vez que me dices eso.
- ¿Llevas la cuenta? - No me impresiona es mi mamá. Como ella está más tiempo en casa que papá, tiene que saber todo de mi.
- Soy tu madre - Responde.
- Tranquila mamá - Antes de terminar el colegio haré amigos, no te preocupes.
Antes de que pueda decir algo le digo que comamos.
- Ya tengo hambre, ah, otra cosa mamá, hoy yo lavo los platos. - Lo digo regalandole una sonrisa.
- Desde luego hoy te tocaba a ti.
Me regala una sonrisa muy dulce, como siempre.

- Ya está listo - Dije sonriéndo.
- ¿Terminaste? - Me pregunto mamá.
- Sí - Afirme. - Me subiré en mi habitación.
- Está bien.
Me subo las escaleras mientras mamá mira su programa.

Me recuesto en la cama. Y vuelvo a pensar en ella. ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Emily? ¿Cómo será su apellido? En ese instante me recuerdo de la foto de graduación de la secundaria. Ahí estaba escrito el nombre completo de todos los alumnos, y en la fotografía me puedo fijar si ella era nuestra compañera. Pero... ¿Dónde he guardado esa foto?
Intento pensar dónde la deje.
Se me prendió el foquito. Ya lo recuerdo.

- A ver... Emily... Emily... - Mientras busco el nombre con mi dedo y mis hojas en la lista de la fotografía.
- ¡La encontre!... Es Emily Portter.
Para asegurarme de ello me fijo en la fotografía, intento recordar su rostro en la calle, junto al poste, era baja, pelo castaño oscuro y tenía un mechón en rosa.
- ¡También la encontre!
Me volví a recostar en la cama, aliviado.

No creí que este recuerdo de secundaria me hubiera servido para algo.

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