Capítulo diez.

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Ahí estaba ella, traía puesto unos jeans y una blusa, su pelo recogido, estaba muy hermosa. Me puse nervioso.
Debo admitir que hace algo de calor para estar en otoño.
Tragué saliva y me acerqué lentamente hacia ella, estábamos a diez metros de distancia, Emily no me había visto aún.
Está jugando con sus dedos con la cabeza agachada.
Mi mente se quedó en blanco, solo la veía a ella, tan bonita, y tan misteriosa a la vez, ¿qué es este sentir?
Se supone que se me la iba a pasar con la píldora, pero cada vez está peor.
— ¡EY! — Choqué por un hombre — Qué hacés idiota — Me sobresalte.
El se apartó de mi con una mueca.
— Lo siento —. Volví a ver hacia dónde estaba Emily, está sonriendo.
Me sonrojé, me ha visto.
Levantó la mano y me saludó.
Se acercó hacia mi.
Solo cuatro metros nos separaba.
Quería estar más cerca de ella.
Lo hice, lentamente.
El ambiente estaba muy pesado.
— Hola — dije.
— Hola Jim
— Llegaste primero — Me rasque la cabeza y sonreí — Espero no haberte hecho esperar tanto.
— No, apenas y llegaba — se limitó a sonreír.
Aparte la mirada, sentí mis cachetes calientes.
— ¿Estás bien? — Me pregunta.
— Sí — dije mirando al suelo.
— Nos vamos, entonces — Levanté la mirada y ella ya estaba de espalda a mi.
No me gusta que me dé la espalda.
— Bueno — Dije.
— Primero quiero que vayamos a un lugar — Se da la vuelta y me mira.
— ¿Adónde? — Le pregunto.
— A un café.
¿Un café? ¿Una cafetería? Pero si veníamos a estudiar en la biblioteca.
— Después vamos a estudiar — Oh no, he pensado en voz alta, ella sonríe.
Yo también lo hago.
— Quiero conocerte más — Termina diciendo ella.

365 días junto a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora