Capítulo ocho.

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Doy tantas vueltas al tema que no logro conciliar el sueño. <<Sus ojos verdes>> <<Su sonrisa>>
¿Qué es este sentir? Ella es tan hermosa. Quiero saber más de ella, su color favorito, que género de películas le gusta, su animal preferido, si le gusta el olor a la lluvia. Tantas cosas pasan por mi cabeza y, sin darme cuenta, me rostro está ardiendo. ¿Qué es esto?. Siento un peso cálido en mi interior.
Doy vueltas en la cama.
— Quiero dormir —. Digo, mientras intento encontrar una posición cómoda para conciliar el sueño.
De seguro mañana me volveré a sentir mejor, sin este peso en mi interior.

Abro los ojos desorientado. Luz del día.
Me rasco la cabeza como todas las mañanas. Miro la hora, las 7:04.
Tomo una ducha, me alisto y bajo las escaleras.
— Buenos días Jim —. Dice mi mamá mientras mira la televisión.
— Buenos días, voy tarde.
Me dirijo hacia la puerta.
— ¿Tarde para qué?— Mientras se voltea a verme, algo desorientada.
— La escuela.
Al instante que abro el picaporte para salir ella comienza a reírse a carcajadas.
— ¿Pasa algo mamá? —. Me acerco hacia ella.
— HOY ES SÁBADO —. Lo dice con una sonrisa. Burlona.
— ¿Y? Tengo clases.
Me siento confundido.
— Ay hijo —. Se levanta del sofá y me toca el hombro —. Hoy es feriado, acaso, ¿No te lo dijeron en la escuela?
Al instante que estas palabras entran por mi oído y llega a mi cerebro mis ojos se quedan como platos.
— ¿Lo ves? —. Pregunta mi mamá — Hoy por lo visto has amanecido sin un tornillo o, sin un cerebro — Me golpea levemente la cabeza y sube las escaleras, yo me limito a verla con la boca semiabierta, lo que acaba de pasar es... Vergüenza.
¿CÓMO ME PUEDO OLVIDAR DE ESO?
Esta cabeza no funciona bien desde ayer. En la cena me pasó lo similar con mamá, quería que le encienda la televisión, lo hice, luego ella me pidió que le pasara el interruptor de la misma y terminé pasándole un plato, si, fui hasta la cocina, para pasarle su plato. Si señores, pienso en otras cosas mientras hago las cosas.
Creí que hoy iba a ser un día en el cual no me vuelva a pasar cosas como esas.
Subo las escaleras y me dirijo hacia mi habitación.
Tengo el uniforme del colegio puesto.

Mientras me cambio de atuendo pienso nuevamente en ella. Otra vez.

Me recuesto en la cama junto a Pochita.

Hoy estoy libre.
¿Qué debería hacer?
En ese momento suena mi teléfono.
— Seguro es Edward.
Miro la pantalla. Marcaba “número desconocido”.
Atiendo.
— ¿Hola?
— ¿Jim?
— ¿Si? ¿Quién es usted?
— Hola, soy Emily — Al par que estas palabras son procesadas en mi cerebro, automáticamente se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja en mi rostro.
No sabía la razón.

365 días junto a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora