Después de clase [STONY] [OMEGAVERSE]

01

Steve Grant Rogers era un gran estudiantes uno con gran corazón, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara.

Era muy diferente a todos los demás alfas los cuales creían que solo por su casta debían ser venerados y que todos tanto omegas como betas debían agachar la cabeza en su presencia, obedecerlos y cumplir con sus caprichos.

Por qué a pesar de que en esa era, los omegas ya habían tenido un gran avance en conseguir que sus derechos fueran respetado y que una ley que los protegiera fuera aprobada aún existían esos alfas que continuaban viéndolos como simples incubadoras. Demasiado de los que les gustaría.

La situación para ellos lucia un poco mejor de que había sido antes, pero solo un poco. Era un cambio mínimo para algunos, pero uno grande y significativo para los omegas, dándoles el aliento de seguir luchando.

Steve era un gran estudiante al igual que un gran alfa siendo el capital del equipo de fútbol de su escuela, un gran estudiante y alguien codiciado por sus compañeros omegas y betas todo mundo sabía que era alguien diferente pues siempre se mostraba amable con ellos, los ayudaba y apoyaba en todo lo que podía hacer por ellos.

Una piedra preciosas entre un montón de basura.

Sus notas eran excelentes, en los deportes no tenía comparación sobresalía en cada uno de ellos, sus profesores lo tomaban como un ejemplo a seguir. Pero al igual que todo ser humano sin importar su casta como alfa tenía imperfecciones, cometía errores y tenía su talón de Aquiles.

Era bueno en todo lo que hacía, peor había algo en lo cual nunca había logrado ser bueno y aquello para él era una pesadilla y hacía que su cabeza sufriera de fuertes dolores al intentar comprenderlas; matemáticas.

— Estudiante Rogers todos aquí en la escuela reconocen lo buen estudiante que es. La forma en que apoya a sus compañeros por igual, pero es necesario que se preste atención a su promedio en la asignatura de matemáticas — ahogó un gruñido ante el desagrado de sus palabras, detestaba aquella asignatura más que a nada en el mundo.

— Lo entiendo y hago mi mejor esfuerzo por mejorarlo — así era, pero le era imposible.

Podía estudiar para los exámenes, prestar toda su atención en clase, pero al final de cada clase no lograba comprender lo que explicó el profesor, al final miraba el examen y el conocimiento que creyó haber obtenido tras desvelarse estudiante se esfumaba.

— Sabemos que hace lo mejor que puede y nosotros queremos ofrecerle un pequeño apoyo, después de todo lo que usted representa y ha hecho en la institución — dijo el hombre con una amplia sonrisa — es por ello que le pedimos a nuestro mejor estudiante en la asignatura que le diera asesorías después de clases.

— Muchas gracias por la ayuda señor, pero no creo que sea necesario. Puedo hacerlo por mi cuenta — no quería tener que escuchar a alguien de su misma edad explicarle todo aquello que no comprendía en lo más mínimo.

— Pensé que diría eso, pero estudiante Rogers el consejo escolar quiere tomar medidas un tanto más drásticas si su promedio no mejora — pudo percibir la preocupación en su voz.

— ¿Drásticas?

— Suspenderlo de su cargo como capitán del equipo y hacer que no participe en la temporada.

— ¡No pueden hacer eso! — dijo golpeando las palmas de sus manos contra el escritorio mientras se ponía de pie. Sus feromonas salieron un poco ante su repentino enojo y frustración.

Había trabajado duro para conseguir que clasificaran, para que el equipo que antes se encontraba dividido, trabajara en equipo.

Y ahora solo por una asignatura iba a perder todo por lo que había trabajado.

— Lamentablemente, si, si pueden hacerlo y quieren hacerlo de no ser que acepte las asesorías y que su promedio se eleve — volvió a sentarse resignándose, pasando un par de dedos por el puente de su nariz para después masajear un poco su sien.

— Está bien. Y ¿Quién es ese estudiante que me brindará su ayuda?

— Su nombre es Anthony Edward Stark, lo estará esperando después de clases a partir de este día en el aula 2-C. Por favor asista — dijo con una gran sonrisa.

Simplemente asintió, no quería perder por todo lo que había trabajo. Se puso de pie y estrechó su mano con el director antes de salir de la dirección.