Estaba oscuro, helado, en la vasta nada que tanto me agobiaba, escuchaba un sonido inquietante, unas cadenas que hacían eco en el lugar, izquierda, no, derecha, no sabía de donde procedía aquel sonido, ensordecía mis oídos, era inquietante, ansioso. Corría por el lugar, intentando alejarme del sonido, pero con cada paso, parecía acercarse más, olía mal, tal olor putrefacto me dejaba sin aliento, asqueado.
A mi lado se hizo presente una breve luz, flasheaba brevemente hasta que regresé la mirada hasta aquel lugar, estaban esos ojos, de tenue luz fría que me miraban fijamente, entre la oscuridad me arroja la cabeza cercenada de un lobo, perdía el aliento, me costaba respirar, y lentamente moría.
Han pasado 2 días desde aquello, durante este tiempo, no he visto o hablado con Henry. Era normal pasar tiempo alejados, incluso semanas enteras sin saber nada del otro, sin embargo, me preguntaba qué ocurría ahora, recuerdo vívidamente aquella noche, sentí de primera mano su frustración, su miedo y su desesperación cuando me escribió aquellos mensajes, luego, tan solo dijo que estaba todo normal, ¡Eso no es normal!
Recuerdo que, en la mañana, llamaron a mi padre mientras comíamos, ocupado lo puso en altavoz, era Eugen, no podía evitar escuchar, estaba al lado mío y recibía con detalle la misma información, me sorprendí al escuchar la mención de algo peculiar entre ese intercambio de palabras.
—Hay animales muertos por los alrededores, hace poco, encontraron un lobo en descomposición —Aclaró Eugen Got al otro lado de la línea.
—Debió ser un oso, de vez en cuando se pelean al encontrarse.
—No —Paró en seco—. Los osos no les arrancan el cráneo a los lobos.
Quedé estupefacto. Casi me ahogo con mi comida de no ser porque me había detenido antes de dar el bocado.
—¿Has hablado con Gregor Austen? —Inquirió mi padre intrigado por el asunto.
—Sí, no ha sido muy cooperativo. Esto es muy preocupante, ya tenemos suficiente con las desapariciones.
—A mí también me tiene inquieto esta situación.
No comprendo el porqué, pero tenía la certeza de que estos dos, frente a mi cara, parecían tener una conversación completamente diferente, no lo comprendía, los gestos de mi padre, sin duda no eran normales.
—Necesito que me ayudes como siempre lo haces, que investigues, en secreto, no quisiera que más gente se entere de esto.
Colgó.
Imaginé en ese mismo momento, la escena que describía Eugen, el estar en medio del bosque, con una brisa helada que destapaba un cadáver, dejando entrever lo que quedaba de aquel lobo putrefacto, desgarrado al igual que aquel ciervo, pero esta vez, desprovisto por completo de un rostro.
Antes había concebido, a algo que era de un origen completamente natural, no obstante, algo singular, provisto de características fuera de lo común, haciendo de estos bosques su campo donde era libre, haciendo de cualquier animal que se cruzara su presa inmediata.
—Ni siquiera un oso podría hacer esto.
Carajo.
Esta era posiblemente, la mayor de mis trabas al intentar darle un origen a todo esto, el explicar en sí ¿Qué era lo que en verdad moraba? No sabía mucho del tema, y Henry insistía que era algo fuera de la naturaleza, por muy loco que fuera.
Necesitaba saber más.
Una pequeña mansión, de madera tallada y en medio de un claro del bosque, escasamente se escuchaban pájaros que aún cantaban por los alrededores, el ambiente que profería era uno ambivalente, si bien era cálido, esta casa suponía tal calidez que no me dejaba estar tranquilo, siempre la recordaba como aquel lugar donde no me atrevía a entrar.
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Acluofobia
HorrorLuego de un encuentro más que sospechoso, Isaac se verá acechado por una criatura tormentosa, adentrándose en un entramado de misterios de su pueblo antes de que su pesar lo consuma.