—¡¿Qué diablos haces?! —Grité al inmenso, y a su vez tan estrecho vacío entre ambos, tan solo a unos pasos del ser que me acosaba.
Esperé, pero no obtuve respuesta alguna del otro lado, ni siquiera profirió un sonido, de forma imprudente, me acerqué un poco a eso, con notables pasos temblorosos en mi andar.
—¡Responde ¿Qué eres? ¿Qué haces?! —Esta vez, con una voz impetuosa y trémula, intentando fútilmente obtener respuesta de la penumbra.
Escuché que movió ligeramente la cadena.
—¡Vamos... dime ¿Qué quieres?! —Dije entre cortado, tenía un tic en mi mano de nueva cuenta, haciendo que esta se moviera esporádica.
Volvió a moverse, las órbitas blancas tenían un movimiento singular; esta vez, no di pasos, solo me quedé parado, aún un poco lejos, incapaz de vociferar más a lo que presuntamente estaba enfrentando. Luego escuché un aliento leve, pero que por la distancia debió haber resoplado fuertemente. Me quedé atónito, no sabía qué cuál sería mi accionar, si correr en dirección contraria o seguir con esto.
Sonó mi teléfono.
En ese instante volteé por instinto, pero al darme cuenta de lo que hice, regresé la mirada, pero al tratar verle ya no estaba; me dejó espantado, con todo el cuerpo helado me fui del lugar inmediatamente. Minutos después, un poco más seguro, sentado en la orilla de una calle, contesté.
—Isaac, eh... hola —Escuché una voz, que tenía en sus palabras un sentimiento particularmente afable, pero particularmente grave y seria.
—Hola, Víctor... ¿Qué tal? —Respondí, mirando atentamente a mis alrededores, aún un poco desconcertado.
Ver aquella figura, me recordó algo, un sentimiento muy vago, algo amargo a su vez que lejano, que me hacía sentir, impropio en cuestiones de identidad, era algo muy complicado de explicar, sencillamente, por ahora, me sentía extraño.
—Entonces, necesito que me ayudes con eso.
—Disculpa ¿con qué?
Suspiró levemente tras el otro lado del teléfono.
—Te lo puedo explicar luego, pero en serio, necesito tu ayuda.
—Claro.
Colgué la llamada, y levanté mi mirada, observando en estas calles silenciosas y llenas de cierta bruma que se convertía en algo incluso común, vislumbrando a tan solo unos metros a un hombre alto de porte esbelto, que era a penas notable en aquel traje a medida, quien miraba atentamente hacia mí, esperando algo.
—¿Le puedo ayudar en algo?
—¿Ya terminaste? Tu llamada.
Tenía una mirada afable, lucía algo perdido.
—Sí, ¿desea algo?
—Tranquilo, solo quiero preguntarte unas cosas, si es que me lo permites. Disculpa ¿Cuál es tu nombre?
—Pues, claro. Me llamo Isaac.
Su semblante cambió radicalmente. Ahora era uno más serio, metódico, registrando cada acción con un detenimiento singular.
—Podrías hablarme en primera de unas cosas, como ¿Qué piensas de Alida Got? —Ahora su voz era más fuerte, e incluso algo áspera.
—Yo, solo la conocía de lejos, en realidad no interactuaba mucho con ella.
—Bien, y de casualidad te suena el nombre de ¿Colin Deschain?
¿Cómo era que esta persona conocía tanto? A la persona que ahora menciono frente a mí, jamás en mi vida la habré visto, ni siquiera parece de aquí, caminaba más rápido, hablaba más despacio, su mirada no se podría comparar con ningún policía de aquí, e incluso de serlo, lo hubiese conocido por lo menos de rosto.
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Acluofobia
HorrorLuego de un encuentro más que sospechoso, Isaac se verá acechado por una criatura tormentosa, adentrándose en un entramado de misterios de su pueblo antes de que su pesar lo consuma.