Día 4: Yakuza AU

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Ser llevado contra su voluntad por los lúgubres callejones de los peores barrios de Tokyo jamás fue el plan de Akaashi.

Dios, él solo estaba regresando de la universidad. Si tan solo no se le hubiera ocurrido que gastar algunos yenes en un taxi era estúpido considerando que gozaba de una excelente salud, a pesar de sus malísimos hábitos de estudiante sobresaliente y madrugador, él no se encontraría siendo arrastrado por el mugroso suelo de numerosas calles a las dos de la mañana.

Era completamente injusto, ni siquiera mencionaría de nuevo a cierto ser sobrenatural al que suplicó en un inicio por el que el grupo de criminales que lo había secuestrado lo soltara y simplemente lo amenazara con que no abriera su boca. Akaashi solo hablaba con su gato, además que apreciaba su vida y sobre todo los semestres que ya superó. No, él no se iba a ir de este mundo cuando solo le faltaba que aprobaran su tesis, si hacía falta se arrastraría a sustentarla frente al jurado calificador.

Y ahora pensaba en su vida académica. Claro, porque absolutamente no importaba su familia.

Su familia... Oh. Claro, su familia.

-Miren chicos, podemos dejarlo aquí, prometo no decir nada sobre lo que vi.- intentó negociar nuevamente ahora que había recordado algo importante. -¡Es más! ¿De qué estábamos hablando? Yo no recuerdo haber visto algo, e incluso nunca pasé por ese lugar.- ya sonaba desesperado, pero a estas alturas su dignidad había desaparecido hace dos cuadras.

-Chico, esto no es de ninguna forma algo personal. Solo estabas en el lugar incorrecto, es todo. Esto es una leve advertencia a que cierres la puta boca, de haber permanecido en silencio estaríamos en la camioneta ahora mismo.-esta vez recibió una respuesta del que parecía el líder de los 7 peligrosos sujetos que los sujetaban como si no valiera nada.

-¿Por qué solo no me matan?

-Tenemos una política estricta. Un clan se rige por ciertas reglas para diferenciarse de la otra escoria que conforma a la yakuza. Ahora, cállate universitario estúpido, que no vas a negociar con unos jodidos criminales.

La yakuza. Akaashi, ya podría estar arrepintiéndose de dejar a su gato sin comida en la mañana. ¿Quién cuidaría de él? Su muerte era ahora completamente inevitable, ni siquiera sabía el por qué aplazarlo, no es como si tuviera que ver al jefe primero o algo así.

Luego de torturarlo para cruzar la mitad de la capital nipona, se detuvieron frente a un lujoso edificio con un moderno diseño conformado por numerosos cristales y complicadas formas que juntas lo convertían en su arte visual que valía la pena apreciar. Cuando el guardia abrió las puertas las cuales estaban tatuadas de diseños polimórficos, Akaashi casi se desmaya por el interior del lugar. Todo valía más que su vida (incluidos órganos vitales), su departamento e incluso su pequeño gato calicó juntos.

Se sintió un psicópata por sentirse levemente agradecido de ser asesinado en semejante lugar comparado a un terreno abandonado junto a un contenedor de basura. Probablemente su cuerpo (sin órganos, claro) acabaría en un lugar como ese, pero mientras estuviera con consciencia eso no era de su incumbencia.

-Llévenlo arriba y expliquen la situación, el jefe sabrá qué hacer. Por si acaso llamen a Sarukui, él sabrá como deshacerse correctamente del cuerpo. -Su voz era rasposa, no obstante gracias a la luz pudo observar que su rostro no reflejaba mucha más edad que la que tenía él.

Dos de los que eran sus subordinados lo tomaron de los brazos y trataron de ponerlo de pie correctamente. Con la poca sensación que le quedaba en sus piernas debido a los moretones y raspones, intentó hacerlo y se dejó llevar por las escaleras.

Conforme ascendían por los pisos, Akaashi notó que el lugar estaba plagado por esos sujetos con saco negro decorado en toques dorados con forma ojos de búho en cada manga. Cada piso, cada salón por el que podía husmear antes que sus secuestradoras lo apurarán hasta el piso superior. Cuando finalmente llegaron, notó que comparado a los pisos de abajo no había más desorden, solo un hombre en cada columna del pasillo con un uniforme diferente al de los otros pues absolutamente todo el conjunto del traje era dorado con una leyenda en el área de los bolsillos donde a pesar de su mala vista y sus destrozados lentes leyó "Fukuro".

BokuAka Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora