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Jisoo, con sus apenas cuatro de seis meses de embarazo, estaba en el cuarto que ya había sido destinado a él gracias a Jeonghan, —el cual, cabe decir, antes pertenecía a Jeonghan—, por toda la habitación había ropa tirada, el aroma que desprendían las prendas, no eran de nadie, más que de Jeonghan.

Jisoo sentía que necesitaba ese aroma para sentirse bien, además de que se sentía seguro. Acomodó un poco más de ropa a su lado, utilizó algunas otras prendas para envolverse.

No había ropa de Jeonghan que no estuviera en el suelo. Jisoo había construido su nido para poder pasar su embarazo.

Jeonghan iba llegando a la casa, sentía algo de estrés, tenía tres exámenes al día siguiente, además de que en un par de horas iba a ir a trabajar. A petición del alfa, Jisoo se había salido de su empleo cuando cumplió tres meses, aunque el omega no quería hacerlo, porque quería ayudar con los gastos de la comida.

El departamento en donde vivía Jeonghan era cubierto en gastos por parte de sus padres, la única condición era que el alfa trabajara para mantener sus estudios y el alimento. Tampoco sabían que Jisoo vivía con él.

Se quitó la mochila y la dejó en una silla, pasó la mano por su cabello todavía teñido de rosa, el tinte se estaba cayendo, ya debía de darle un retoque. Estiró sus brazos hacia arriba, tronando sus huesos.

—¡Nene, ya llegué! —Avisó Jeonghan, pero no recibió respuesta.

Al inicio, cuando abrió la puerta, se le hizo curioso que Jisoo no haya ido a recibirlo, o que el chico no estuviera en la cocina intentando hacer una receta sacada de Internet.

Se encaminó a su habitación, cuando abrió la puerta, se encontró con toda su ropa en el piso, formando un círculo alrededor de la cama, y a Jisoo envuelto en otro montón de ropa, Jeonghan sólo pudo observar como el omega sacaba su cabeza de esa pila de prendas, veía sus mejillas rellenitas y unos hoyuelos en una hermosa sonrisa.

—Hola —saludó el alfa nuevamente.

Con tan sólo ver eso, sintió que gran parte de la pesadez de sus hombros se había caído como por arte de magia.

—No te escuché llegar- mencionó Jisoo en voz baja.

—Hiciste un nido con mi ropa —Jeonghan intentó aguantar a risa.

—¿Estás enojado?

—No nene, está bien. —El alfa carraspeó levemente su garganta— ¿Puedo pasar?

Jisoo asintió con ganas.

Jeonghan se adentró al cuarto, buscando ropa libre para poder cambiarse, pero cuando fue a su ropero, no había nada.

Soltó una pequeña risa.

—Creo que me iré así.

—¿Tienes que ira trabajar hoy? —Preguntó Jisoo.

-Sí, sino voy me descontarán el día.

Jeonghan se recargó en la pared de la habitación, ver al omega así le daba muchas fuerzas para continuar el día.

—¿Cómo te fue en la escuela?

—Bien, algo estresante, mañana tengo tres exámenes.

—¿tendrás tiempo de estudiar?

Jeonghan quiso reír, sabía a que se estaba refiriendo Jisoo, quería convencerlo de que no fuera a trabajar.

—Tengo que tenerlo, cuando llegue estudiaré en la noche o ahora, tan siquiera una hora antes de irme, ¿Por qué todas las preguntas Shua?

Lo nuestro no tiene nombre [Yoonhong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora