Un leve mareo hizo que Ana se sintiera débil.
–¡Bienvenida al infierno!–Gritó Vero, totalmente feliz
Ana sentía que el calor le que me va su piel y eso la hacia gritar de dolor, pudo observar a muchas personas en su mismo estado, pero ellos están trabajando, están obligados a trabajar.
Ana vió como varios demonios con cuerpos femeninos se le acercaban.
–¿Q-Quienes son?.–Preguntó Ana, pero nadie respondió. Los demonios se acercaron y comenzaron a rajar su piel que de regeneraba, para volverla a rajar. Era un bucle infinito.
–¡Alto!.–Grito Verónica acercándose a la adolorida Ana que la miraba desde el suelo.–¿Y que tal ahora?.–Sonrió macabramente.
–Q-q-quiero...
–¿Quieres?
–Sexo contigo.–Sonrió como pudo.