Capítulo 16

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¿Me moriré en el intento? No lo sé, veremos 😏😏🤣

Vamos con el capítulo....

***

El semblante sereno que le devolvía el espejo no se correspondía con el vorágine de sentimientos que se agolpaban en su pecho. Por si no fuera poco, aún sentía el fantasma de sus labios con ese beso rudo que no desapareció con el transcurso de las horas. Intentó esbozar una sonrisa aunque la que apareció, le dio la sensación de banal y superficial. 

¿Cómo podría recibirles?

Cuando terminó Clarisse de peinarla, le dio las gracias.

—  Ay, si hubiera mantenido su pelo tan largo podría haberle hecho un moño como me enseñó mi buena madre, que paz descanse.

— Clarisse, has hecho tus mejores esfuerzos, créeme— alguien tocó la puerta y Hester se puso en pie, aunque notaba las piernas temblorosas como si fueran estas gelatina poco firmes, se sacudió la falda del vestido, extendiéndola más.

— Señora, están abajo lord y lady Darian con su esposo.

Inspiró hondo y fue hacia la cama donde estaba Ian con su mejor traje, este al ser alzado, demostró su alegría levantando los puñitos, que se los besó como respuesta. 

— Aunque puede que me dé la espalda, haré todo lo posible para que a ti no. 

El niño no le entendió y abrió más sus ojos cuando salieron de la habitación. 

— Vamos allá, mejor quitarse la venda de un tirón.

Cada segundo era un latido que retumbaba en su pecho como en sus oídos, sin poder oír nada, el taconeo de sus zapatos, ni siquiera el murmullo que se podía oír tras las puertas. El mayordomo amablemente le dio paso y fue cuando sus suegros se dieron la vuelta ante su aparición, apagándose la conversación.  De pleno, los vieron no sin antes de demostrar su asombro con el pequeño. Darian alzó una copa a su linda esposa y a su hijastro.

— Te estábamos esperando, querida. Mamá y papá, aquí tenéis a mi esposa con mi hijastro, como ya veis con vuestros propios ojos no es mi hijo — se acabó el contenido de su copa.

Se congeló al oírlo pero intentó moverse, las miradas de sus suegros se tornaron incrédulas a las más reservadas.

— Buenas noches.

— ¿Es verdad, lo que ha dicho mi hijo, lady Hester? — se aventuró a preguntar Ophelia, entrecerrando la mirada, dejando entrever un brillo fiero.

— Es largo de explicar — la sorprendió de que Darian fuera hasta ella y cogiera de sus brazos a Ian que no se opuso. 

— Tenemos todo el tiempo del mundo, ya que mi esposa no piensa en huir y hacer de las suyas.

Hester sintió que la cena se le iba a atragantar, y no se equivocó en su predicción. 

***

No supo si la presencia del niño había provocado en ellos un silencio que parecía que nadie daba por romperlo salvo el chirrido de los cubiertos sobre los platos de porcelana, pero cuando lo recogieron porque el pobre no podía aguantar con el sueño, una de las criadas se encargó de llevárselo a dormir, Hester notó más que nunca el peso de sus miradas sobre ella. Ni hasta ese momento se rompió porque estaban pendientes de degustar el paté de pato que le había salido delicioso a la cocinera. 

Regresa a mí #7.2 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora