Regresa a mí #7.2 Saga Matrimonios

Otro trozo

Sí o sí ya me despido por esta noche!! Traigo otro trozo

Gracias por los ánimos! 

También, espero que estéis bien :)

Cuidaos mucho!!!

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Si hubiera estado de otro ánimo, le habría hecho gracia la expresión ojiplática que compuso Darian al escucharla, hasta se habría reído. Sin embargo, la sangre le bullía como lava por sus venas, y recordar la altivez de la dama diciendo que su marido se iba a deshacer de ella, la... la ponía en el filo del precipicio; no controló la explosión de sus emociones, tampoco el de sus palabras. 

Lo vio abrir y cerrar la boca, no atinaba qué decir y se notaba, lo que le creaba a ella cierta pena, porque seguramente aún tenía sentimientos por su antigua amante. Aunque no le fue infiel en físico, pero respecto al corazón, ¿pensaría en ella? Apartó el rostro de sus dedos.

— No es nada preocupante. 

— ¿No? Tienes la piel enrojecida, ¿qué te hizo? 

— ¿Qué importa? — le gritó y se llevó las manos a los ojos que le irritaban —, ¿no deberías estar cambiándote de ropa para tu cita especial?

— ¿De qué me hablas, Hester? — sin remediarlo y desquiciado la cogió de los hombros.

Su esposa lo recibió como una tomadura de pelo. Le había dicho a lady Sanders que mentía, ¿pero podía afianzar su seguridad en defenderlo?

— Ayer cuando llegaste a casa  con el mismo estado de siempre...

— Hester...

— ¡No, Darian! No me trates como una niña; no soy tan caprichosa como me acusaste, no soy tan indiferente que no me afecta nada porque realmente me afecta todo lo que haces. ¡Todo! No duermo bien, ni me calma cuando no estás en la casa — no era consciente de que estaba llorando hasta que emitió un sollozo —. Cuando te dormiste, te iba a dejar tranquilo, lo juro, pero se te cayó un papel de la chaqueta o donde fuera que la tuvieses.

— ¿Qué papel? — le lastimaba verla así, sus dedos le hormigueaban por deshacer de la sujeción y abrazarla con fuerza, tanto que sentía hasta  dolor.

Dolor por no tocarla como quería, consolarla olvidando los rencores.

— De la-dy... Sanders, en la cual de-cía que te había visto y que... que... quería repetir los vie-jos... — iba hipando sin poderlo detener — tiem-pos... que habíais compartido jun-tos. 

— ¿Se lo creíste? — sin querer apretó la carne de sus hombros.

— ¡No! Pero era su le-tra..., Darian. ¡Su letra! Aun así, me de-cía... que era una mentira, no podía ser que me engaña-ras.... No de nuevo. Sin embar-go..., ¿qué iba a poder hacer con esa no-ta...?

Sintió un azote de aire cuando lo notó irse, parpadeó entre lágrimas y le observó a darle la espalda y dirigirse hacia la puerta. Antes de asimilarlo, fue hasta él y lo abrazó por detrás. No era tan grande como él, pero al menos lo sujetaba para que no se fuera. 

— Si te vas, le estarías dando la razón. 

— Te golpeó, no se lo perdonaré.

Lo notó temblar, avergonzada cobijó su cara en su chaleco, aspirando de paso su aroma.

— Yo le di primero. 

—¿¡Qué?! — la volvió a sujetar pero ahora la que se mostraba esquiva era Hester —. ¿Le diste una bofetada?

— ¡Sí! — masculló a lo bajo: — Sé que no está bien hecho, pero se burló de mí y de haber... 

— Sigue — le instó.

— De haberte engañado con otro hombre... ¡Qué es mentira! Esto era lo que te estaba queriendo decir, Ian no es mi hijo, que te mentí para pagarte el daño que me hiciste en el pasado hasta que me di cuenta que me había aferrado a una mentira. ¿Contento?