XI

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Narra Astrid

-¡Trevor! -Agarramos un par de cuchillos de la cocina y algunos diarios con la información de lo que pasó en ese pueblo, que estaban en el piso y salimos corriendo atrás de Trevor.

Cuando llegamos, ya estaba subido al auto, intentando arrancar pero no funcionaba. Jonatán y Trevor se pusieron a arreglarlo, y durante ese tiempo, Nerea y yo nos pusimos a ver los diarios.

-Astrid… La casa en la que nos hospedamos era la casa de los Relish. -Dijo pálida.

-¿Qué?

-Si, mira. Es esa casa. -Mostrando imágenes y con la respiración cada vez más acelerada. 

-Nerea, tranquila. Vamos a salir¿Ok? -Le dije mientras ella seguía leyendo los recortes de diario, hasta que en un momento detuvo la lectura y dirigió su mirada a los chicos, los cuales seguían trabajando en el auto. Ella estaba en shock y los miraba con miedo, se levantó y retrocedió unos pasos. -¿Qué ocurre?

-Él… -No terminó la oración.

Trevor levantó la mirada lentamente, canalizó lo que estaba pasando, agarró la escopeta, apuntó y disparó.

Escuché que algo cayó detrás de mí, me di vuelta con mucho miedo y grité al ver a mi amiga tirada en el piso con una bala agujereando su frente. 

No sabía que hacer, me volví y miré a Trevor con mucho temor. Cuando se dio cuenta de que lo estaba viendo, se percató de lo que había hecho, había matado a Nerea. 

-Astrid… Yo, ¿Qué hice?

-¿¡Qué hiciste!? La mataste. -Grité mientras me acercaba a ella, ya no respiraba.

-Yo… Yo no quise. -Se veía realmente arrepentido, quizá no fue por voluntad propia pero no lo pude controlar. Agarré un cuchillo que tomamos de la casa y guíe mi mirada hacia él.

Él seguía sentado arriba del auto pero ahora sin intenciones de repararlo, me veía con mucha cobardía. En ese instante ya no podía controlar mi cuerpo, estaba yendo hacia él, con el objetivo de hacerle daño pero no quería lastimarlo, realmente.

Daba paso por paso en su dirección, hasta que comencé a correr para llegar a él. No se desplazó a ningún lado, se quedó en donde estaba, abatido por ocasionar la muerte de una persona, de una de sus amigas. Levanté mi brazo una vez enfrente de Trevor y le clavé el cuchillo en el lado derecho del pecho. Sentí como me salpicaba la sangre en la cara. 

Vi su reacción y llegué a ver algo de comprensión en su rostro, había hecho lo mismo que él, estaba repitiendo su acción.

¿Lo acababa de lastimar? ¿¡Lo acababa de matar!? 

-¿Trevor?¿Trevor, me escuchas? Por favor, por favor contéstame. Perdón, Trevor. No quise hacerlo, perdón. -Decía entre sollozos.

-Wow. -Escuché a unos metros de distancia. Me giré lentamente, estaba apoyado sobre el hacha.

-¿¡Jonatán!? Jonatán, Jonatán ayúdame. Tengo que salvarlo.

Al terminar de decir eso, siento como pierdo el control de mí cuerpo, nuevamente. No no no no, Jonatán.

-¡Jonatán, corre! Por favor. -Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos.

Pero él se quedó mirándome sorprendido. ¿Qué estaba esperando para correr?

-Jonatán, por favor. No quiero hacerte daño.

Sin embargo, no me moví del lugar, estaba arrodillada en la tierra y mi mano se dirigía a mí cuello. ¿Qué estaba ocurriendo? Me estaba ahorcando… con mis propias manos. 

No podía respirar, sentía que cada vez entraba menos aire a mis pulmones, me comenzaba a doler el pecho y se me nublaba la vista. Veía a Jonatán cómo una mancha y luego, aparecieron dos más oscuras a sus costados.

-J… Jon… Jonatán. Cu… Cuidado.

Las sombras del puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora