El sol abrazaba la ciudad de León con un cálido apretón en la mañana en la que se remonta esta historia, un inicio de día como cualquier otro, el aire cálido y temprano de la calle rodeaba a Jesper al levantarse.
Hoy era sábado, el día perfecto para no hacer nada, el domingo lo "contaminaba" la ida a la Iglesia y lavar la ropa de la semana. Pero el sábado, no tenía nada que hacer, salvo que sus padres estuviesen planeando una visita sorpresa a algún tío que, para su sorpresa, no sería el caso esta vez.
Tampoco es como si tuviera algo importante que hacer el día de hoy, solo había tenido una semana agotadora y quería tener un día de ocio total sin salir de su hogar, aunque eso es lo que hacía siempre saliendo de la escuela, pero al menos no tendría que correr y ver por todos lados cada vez que pone un pie fuera de casa.
Se levantó y salió con su ropa de dormir saludando a sus padres quienes ya estaban almorzando, de nuevo se había levantado tarde, lo que indicaba que se había desvelado una vez más.
"Al menos ya no fue en la hora de la comida" pensaba Jesper aliviado, en verdad quería superar lo del bunker, al menos despertarse hasta el mediodía indicaba que en unas semanas podría alcanzar las horas normales de sueño, se preguntaba si pasaría lo mismo con las salidas.
Era una lástima que haya rechazado las invitaciones de Franco, su amigo de Atletismo, y de Joseph con sus nuevas amigas. Se sentía débil pensando que tanto Madeline como su mejor amigo ya seguían con sus vidas mientras él seguía sufriendo solo con ir a la esquina de su casa.
Era claro que no podía seguir así, necesitaba algo que lo hiciera sentir cómodo, pero ¿qué podría ser?
Y como si el destino le hubiera respondido, al sentarse con sus padres para almorzar y ver la televisión y su programa matutino, apareció la noticia en la cual se centra esta historia.
Era un anuncio, dentro de las noticias locales, cuyo contenido relucía el nuevo campo de minigolf que se estrenaba en la zona campestre de la ciudad. No tan lejos de la casa de los Ulrich.
La alcaldía había decidido apoyar en algún deporte, les había parecido creativo fijarse en un deporte no muy relucido en general como lo era el minigolf, pero había atraído la atención de alguna gente curiosa desde que abrió sus puertas, y entre aquellos interesados se encontraba Jesper.
No es que sea erudito del minigolf ni nada parecido, ni siquiera sabía si le gustaba en verdad, pero era una de esas cosas que simplemente querías intentar, como probar aquella novedad en el menú o aprender un idioma extraño que nadie más siquiera intentaría.
Sin embargo, esa señal del destino no la captaría Jesper, sino su madre, quien estaba atenta sobre la situación de su hijo y sería la anunciante del tema de conversación en la mañana.
- Mira hijo, ¿no te dan ganas de ir? - preguntó su madre quien estaba sentada a su lado.
Jesper estaba sumergido en sus propios pensamientos, debatiendo si lo que estaba comiendo era alguna especie de suero alienígena o algo relacionado con la científica. Ni idea del anuncio que había pasado por la tele.
- Perdona ¿dijiste algo? - respondió perplejo el joven.
- Ahorita dijo la tele que habían puesto como un campo de minigolf ¿Qué no prestas atención? - le recalcó su madre.
- Oh, lo siento, no lo vi- respondió como pudo su hijo
- Es que por qué hijo ¿por qué no pones atención a lo que te rodea? Vive el momento, abre los ojos. – la señora continuaba con su sermón.
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Jnana's Will | Albatross
General FictionSemanas después de lo acontecido en el bunker, Jesper decide salir de su casa voluntariamente ¿ a jugar al golf? Vaya hombre más aburrido. Acompaña a ese pelmazo, junto con la misteriosa Minerva, en este relato que dará un giro de acontecimientos, q...