Capítulo 4 | El desastroso viaje hacia el hospital

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El chico imploró a cantaros que lo llevaran al lugar, el señor que les había informado del hoyo se entregó a la causa y les ofreció un viaje en su coche. No consideraba inteligente aceptar eso de un extraño, pero tenía que ver a su madre, tenía que llevar a Minerva.

No confiaba en lo que estaba haciendo, pero no tenía idea de que hacer y fue lo único que se le presentaba a la mano y con prontitud. Por lo que aceptó la oferta y se llevó a su amiga hacia aquel lugar.

Fue cuando estuvo dentro del carro cuando un foco se prendió en su cabeza, podría pedir el celular del sujeto para pedir una ambulancia y así llegar más rápido, pues un coche común prescindía de las ventajas que una ambulancia tenía entendiblemente exclusivas.

- Ya veo ¿no tiene celular joven? - decía el señor mientras buscaba su teléfono en el bolsillo del pantalón.

- No, se rompió justo hoy, vaya día ha sido. - el chico tenía a Minerva acostada en su regazo, cubriendo la fuga con su playera, la sangre brotaba de la cabeza de la chica, pero no era de la forma tan intensa como esperaba.

- Que mala suerte, aquí tiene – expresó el hombre, Jesper puso extraña atención a eso que dijo.

Ver a su compañera así le dolía muchísimo, sobre todo considerando su forma de ser, tenía que agarrar coraje de nuevo, tenía que llegar al hospital rápido, antes de que sea demasiado tarde.

Aunque no sabía cómo pedir una ambulancia, así como ni siquiera que hacer y qué información dar, tenía que hacer algo y tenía que salir bien. El coche salió acelerado hacia la calle y empezó su urgente recorrido.

Sin embargo, su determinación se vería cortada, cortada como la línea del celular, incapaz de comunicarse con el hospital para pedir ese servicio.

- No puedo llamar- dijo Jesper perplejo

- ¿Cómo qué no? Si todos pueden hacer una llamada de emergencia- explicó lógicamente el adulto, concentrado y entregado en el camino.

- Lo sé, pero no puedo, no me deja- el chico estaba perdiendo la poca calma que le quedaba.

El señor decidió seguir adelante, los nervios del joven sentado atrás le estaban afectando también, aunque no decía ni palabra, su respiración entre cortada y su expresión de terror eran lo suficientemente fuertes para alterarlo.

Normalmente el centro de urgencias más cercano estaba a 10 minutos, pero al parecer en pleno sábado a las 3 de la tarde ya se encontraba un tráfico tremendo, un embotellamiento que se había formado, da la casualidad, justo en el trayecto hacia el hospital.

- No me jodas...- maldijo en silencio el conductor- ¿ya pudiste llamar?

- No ¿no te dije que no podía?

- ¿No lo intentaste otra ves? - el joven se quedó en silencio, respondiendo su respuesta. - Dame eso- dijo el señor arrebatándole el celular. El tráfico no se movía, aunque marcaba claramente verde, por lo que aprovechó el paro para llamar de nuevo.

Marcó el número de emergencia, incluso el número que tenía de un conocido en el hospital, pero era cierto, ya sea por la ausencia de señal o por los datos, no podría llamar a nadie, mala suerte.

Intento varias veces, pero nada, el chico tenía razón, era imposible contactar con el hospital, lo mejor que podían hacer era cargarla y correr o esperar a que el tráfico se quite.

Ambos acordaron que el primer intento sería lo mejor, les tomaría más tiempo, pero lo importante es llegar allí lo antes posible.

Jesper ya tenía la mano en la puerta del auto para abrirla, hasta que algo en el horizonte llamó su atención. Apuntó hacia en frente sorprendido.

Jnana's Will | AlbatrossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora