Capítulo 19 Regreso a casa

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~No hay vuelta atrás, el mundo continúa su curso y yo con él~ algo dentro de sí la impulsaba a irse, como si algún presentimiento le susurrara al oído que debía estar más allá de su territorio.

El viaje fue pesado para un alma que venía de la libertad desnuda de un pueblo alejado.

El camino en avión fue irónicamente aterrador para alguien que volaba con la naturaleza de un águila, pues una sensación de opresión en el pecho la abordó al sentirse presa de una caja de metal que viajaba cientos de metros sobre el suelo. Al bajar del avión las náuseas aparecieron y el vómito estuvo a nada de salir disparado de su boca dejándole un horrible sabor amargo mientras los pensamientos de llegar a su hogar continuaban con más fuerza.

Las calles concurridas entorpecían sus pasos, el aire cubierto por combustible quemado la mareaba cada vez más y una sensación de desubicación comenzaba a preocuparle pues no recordaba haberse sentido así antes; poco faltó para que sus piernas comenzarán a flaquear antes de salir de esa enorme ciudad tan transitada, pero pudo más su deseo de volver a su hogar.

El camión la arrulló durante su viaje calmando su malestar, y una sensación de alivio la inundó al bajarse por fin en su ciudad, recuerdos de su familia la abrazaron fuertemente, imágenes de sus amigos le dieron confort y el aire no tan contaminado fue piadoso con ella recibiéndola al bajar de su trasporte.

Al sentir el viento rosar su cara su corazón se aceleró de emoción mientras que sus piernas comenzaron a caminar por aquel lugar. Con cada calle que pasaba nuevos recuerdos le venían, recuerdos que la hicieron extrañar tardíamente su antigua vida. ¿Por qué ahora sentía todo lo que no sintió al dejar su hogar? Se preguntaba, ¿Acaso Yum suprimió su añoranza con calma y ahora que no estaba se sentía... Extraña?. Una emoción de tristeza la abordó momentáneamente pues un gran suspiro y bellos recuerdos la ubicaron de nuevo en la alegría de regresar.

La casa seguía igual que como la recordaba: confortante. Desde fuera se sentía el olor y el cariño que ésta emanaba dejando que se le escapara un enorme suspiro duradero antes de si quiera poder tocar el timbre.

Desde dentro de la residencia salió un hombre que rondaba los cincuenta años cargando una bolsa negra de basura. Al ver parada en frente a una joven igual a su hija se quedó estático buscando algún indicio que le dijera que ella era real o esperando a que la ilusión desapareciera, pero no, ambos permanecían quietos, esperando uno frente del otro sin poder decir algo o moverse un poco.

Desde dentro de la casa la voz femenina de su esposa lo llamó, pero él aún no se movía ante la figura sonriente de su tercer amor, la hija que aún no volvía.

— ¡Esposo de tu santa mujer!, ¿Por qué no me respondes? — exclamaba la madre de Donají mientras salía de la casa buscando a su marido. —Oh por dios, ¡Regresaste! — gritó por los cielos al ver a su hija parada frente al portón corriendo lo más rápido que podía tras ella para abrirle la puerta y poder abrazarla mientras sus ojos se cristalizaban.

— ¿También la vez? — cuestionó el hombre asombrado por la reacción de su esposa, que al verla correr y abrazar tan fuertemente a su hija por fin reaccionó. —Ven para acá ratita— exclamó robándole un gran abrazo que parecía estrujarte el alma mientras sus ojos comenzaban a llorar.

— ¡Te extrañamos mucho! — exclamó su madre tomándola de los costados de su cara y dejando un suave y tierno beso en su frente.

¿Alguna vez has sentido el amor incondicional?. En ese momento Donají lo comprendía.

— ¡Avisaremos que has vuelto! — exclamaba su madre sujetando de nuevo sus mejillas mientras su padre la guiaba hacia dentro de la casa que tanto tiempo la esperó.

Donají: El Renacer de un GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora