La otra cenicienta

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Todos conocemos la historia de cenicienta la chica a la cual se le queda su hermoso zapato de cristal en la escalera de mármol del enorme castillo del príncipe, una hermosa historia, pero aquí te presento la historia de la otra cenicienta la cual simplemente se quedó con el zapato de cristal a pesar de que no era de su talla, ni de su gusto ni siquiera de su propiedad.

Ocurre en la época actual aquí no había príncipe, solo una niña queriendo jugar a hacer princesa y su zapatito de cristal eran en verdad unos simples aretes colgantes de madera. Una noche esta pequeña princesa tuvo la loca idea de recorrer la ciudad a media noche, ella emocionada se fue a comentárselo a su chofer de carruaje a lo que el a regañadientes acepto a pesar de eso estaba tan emocionada de poder compartir esa experiencia que simplemente se adentró en ella. La noche paso como una fiesta de castillo igual que los cuentos de hadas, pero en un momento el chofer del carruaje dejo caer el zapatito de cristal, aquel que no era de ella a pesar de aquello la pequeña princesa lo tomo, pero este no era lo que ella pensaba, pero no importo ella se adueñó de eso, así los atesoro por un tiempo hasta este momento en donde años después los ve colgados.

"Me regalaste unos aretes, lo recuerdo bien, íbamos en el auto de noche y había un silencio total, me pediste que te pasara unos papeles que estaban al costado de la puerta del copiloto y fue donde encontré unos aretes, no eran de mi estilo, ni de mi gusto ni siquiera eran bonitos parecían que los habías comprado para otra persona y si, los compraste para otra persona recuerdo que los tomé y te pregunté solo dijiste "es un regalo para ti" pero yo sabía que no era así, pero habías sido atrapado debiste decirme que no eran de mi propiedad porque tampoco los sentía míos a pesar de eso los guarde porque nunca te veía y nunca recibía regalos tuyos.

Si me preguntas sé perfectamente quien es la dueña de aquellos aretes, pero yo los sigo guardando para recordarme porque no te tengo lástima ni compasión, sé que es malo guardar rencor, pero soy yo la que eligió como reparar lo que tú dañaste, ahora que los veo sinceramente los encuentro horribles y algunas personas me preguntan por qué están entre mi colección de aretes que tienen un brillo hermoso y estos solo lo opacan a lo que yo solo respondo con un "son un regalo" pero en verdad es la representación de que fui la otra cenicienta a la que el zapatito de cristal no le quedaba a pesar de intentarlo por años que se ajustara a mi pie, yo fui la otra cenicienta la que simplemente se adueñó de un zapatito de cristal que no era para ella."

Nota del autor:  tengo aquellos aretes guardados, pero si te lo preguntas, olvidados en un pequeño cajón he pensado en botarlos porque no necesito esa prueba para saber que todavía sigues siento igual, pero me gusta saber que conozco tu verdadera cara.

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