Todo era tan estúpidamente ridículo que le causaba gracia, y al mismo tiempo terror. ¿Por qué todo lo vergonzoso e imposible le pasaba justo a él? Sungmin, a sus 15 años de vida había hecho algo de lo que ahora 8 años después se arrepentía: Entregar...
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Yesung siempre fue callado, algo frío con las personas que no consideraba importante en su vida, en cabio, con Min era todo lo contrario, aunque no sonreía como modelo de estampa cada dos por tres, lo hacía para Sungmin y no por compromiso, con su mejor amigo podía ser él mismo. La llegada de Kyuhyun representaba una amenaza, ahora que había aparecido así de repente, se sentía degradado.
—Los dos, ya es suficiente —dijo metiéndose entre ellos. El pasillo estaba desierto—. Tenemos clases, y tú no debes llegar tarde en tu primer día.
—Él fue quien... —pero Min cortó toda intención de Kyuhyun por replicar.
—No me importa, vamos a clases.
El día transcurrió con normalidad. Kyuhyun se presentó en sus clases, dejó deslumbrado a varios una vez que cantó, y pasadas las 10 de la mañana ya estaba impaciente por tener un momento para encontrarse con Sungmin. Le habían otorgado media hora libre a su clase, así que aprovechó para husmear por los pasillos en busca de su conejo. No tuvo éxito.
Se metió al baño para refrescar su cara, y justo cuando el espejo le devolvía una mirada cansada, salió de uno de los cubículos la figura que había estado buscando.
—Kyuhyun... ¿tienes descanso? —pero no respondió, caminó rápidamente y lo empujo dentro cerrando la puerta. Se encerró dentro del pequeño espacio con un Sungmin asustado dentro— ¿Qué estás haciendo?, ¡déjame salir!
—Estás nervioso —dijo el menor con una leve sonrisa.
—Cla... claro que no... Ahora apártate, podrían vernos —intentó quitarlo, pero este no se movió un centímetro. Min tragó saliva una vez que vio a Kyuhyun acercar su rostro hacia él con una sonrisa majestuosa.
—Sólo quería un momento a solas contigo —dijo mirando sus labios— ¿Puedo?
Estaba claro que le pedía permiso para besarlo, eso mató a Sungmin, quería responderle algo lindo, pero solo pudo asentir tontamente. Kyuhyun acortó la distancia y lo besó despacio, sus labios encontraron el ritmo y los dos compartieron un beso secreto dentro del baño de varones de su escuela. Debido al poco espacio los dos estaban muy pegados, Sungmin posó sus manos con cierta timidez en el cuello del menor y este en su cintura. Quería que el poco tiempo libre que le quedaba durara para siempre, claro que no contaba con que Min tuviera mucho menos tiempo.
—Debo... irme —susurró entre sus labios—, estoy en medio de una clase.
—Maldición, quiero arrancarte la ropa —dijo sin ninguna vergüenza, haciendo sonrojar al chico.
—Pues mala suerte, no podemos hacer eso aquí en la escuela —intentó abrir la puerta, la mano del castaño se posó sobre la suya.
—¿Y en casa?, ¿ahí si podemos? —La sonrisa de Sungmin se fue desvaneciendo, él no se sentía preparado, bastante tenía ya con aceptar salir con él, tener relaciones con su futuro hermano lo perturbaban demasiado. El accidente de aquella noche aún lo perseguía, no podría vivir sabiendo que se acostó con su hermano menor.
