2° CAPÍTULO

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El tiempo transcurrió rápidamente, a lo que se convirtió en años.

En ese tiempo, el pequeño Seiya crecía rodeado de muchos cuidados, cariño y sobretodo amor; por parte de sus progenitores y las concubinas de su padre.

Beryl y Neherenia; ambas muy jóvenes y muy hermosas.

Como la primera no podía tener descendía, amaba al Príncipe como si se tratara de su propio hijo, la segunda; que aun no había quedado embarazada también quería al pequeño príncipe, ya que según Neherenia, aquel bebé, era símbolo de amor y luz.

La Reina, al ver las muestras de afecto que ambas mujeres profesaban a su hijo, podía estar tranquila; ya que al menos si ella en algún momento faltara, su hijo tendría unas buenas madres sustitutas.

Sobretodo confía plenamente en Beryl; debido a lo que le paso.

Pero que la pelirroja quedara en ese estado; había sido producto de los celos de la favorita de aquel entonces del Faraón Endimion, Black Lady.

Aquella joven era muy hermosa y muy malvada.

Poseía una belleza única, y por muchos años fue la favorita de Endimion.

Se ponía siempre una peluca de color rosado y largo, el cual se había elaborado de su propio cabello natural, unos ojos grandes de color rubí, la tez blanca como la nieve y un cuerpo voluminoso.

Le encantaba vestir de negro, llevar royas muy extravagantes y se había autoproclamado la futura soberana y esposa del Faraón Endimion.

El Faraón al inicio la complacía en todo, hasta dejaba pasar todas las faltas y ofensas que Black Lady hacía.

Hasta que un día, llego al Palacio Beryl.

Aquella joven pelirroja había captura toda la atención del Faraón, y desde el momento en que la vio, la comenzó a llenar de muchos vestidos, pelucas con adornos de oro, que mando elaborar a partir del propio cabello rojo de la joven, joyas, perfumes y maquillaje.

Aquellas atenciones, habían desatado la furia y odia de Black Lady, hacia la joven Beryl.

Por ello siempre que podía trataba de ponerla en ridículo en frente de los demás nobles, sirvientes y hasta el mismo soberano.

Pero ni, aun así, Endimion quitaba sus favores hacia Beryl, y eso ponía muy furiosa a la pelirosa.

El tiempo había transcurrido, y con ello había llegado una buena noticia al palacio.

Lo que tanto anhelaba el soberano se había hecho realidad.

Su concubina Beryl estaba embarazada.

Todo el palacio celebro como era de esperarse aquella buena noticia, pero Black Lady, no lo tomo de buena manera.

Dejo que el tiempo pasara y que el embarazo de Beryl también avanzara, para poder desaparecer a ambos.

Y como si la suerte estuviera de su lado, el Soberano tuvo que partir por unos días hacia uno de los templos que estaban en construcción.

-- Cuídate y cuida de nuestro hijo _ Dijo el Faraón Endimion, antes de partir.

-- Vuelva con vida mi Señor, .... Eso es lo único que le pediré a Ra, y a los dioses _ Susurro en tono dulce la joven Beryl.

El Faraón conmovido por las palabras de la joven, deposito un dulce beso en sus labios, para luego partir.

Como era tradición, muchos esclavos y sirvientes salieron a despedir el cortejo de viaje del Soberano, deseándole mucha suerte en la visita.

Egyp; Country of the PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora