El amor de la hechicera

Capitulo 34 "Tu esposa"

Durante esas tres semanas más largas de mi vida, por fin había llegado el día.
Todo estaba perfecto como cuando de niña lo soñé, más sin embargo mis Padres y hermanos no estarían ahí.
Me senté durante un momento, intenté hacer un ritual de invocación a mi familia pero no funcionó, no voy a mentir que me sentí totalmente triste pues era algo que me hubiese gustado compartir con ellos.
Se llego el momento de caminar hacia el altar, sin que Henry aún me viera, podía Como es que estaba igual que yo, ansioso y desesperado por ver entrar a la novia.
Me disponía a entrar cuando de pronto sentí como tomaron mi brazo, Voltie y era papá, mi corazón no cabía de la emoción, pues Ellos estaban ahí , mi madre y mis hermanos me veían con la misma felicidad que compartían por mi.
Y aunque nadie más los pudiera ver, yo si y es lo importante, pues ellos estaban ahí en ese momento, al parecer mi ritual de invocación no había fallado del todo y estaban ahí.

Camine completamente feliz hacia el altar para con el amor de mi vida, el me miraba de la forma más tierna y llena de amor que pudiera haber hacia una persona. Quito el velo de mi cara y dijo: -Eres la mujer más hermosa que jamás halla visto.

Tomo mi mano y volteamos hacia el altar jurándonos amor eterno,Pues era nuestro destino siempre permanecer juntos y estábamos cumpliéndolo.

Al terminar la ceremonia, el reino estaba lleno de personas que realmente merecían estar ahí, pues se había formado ya un tratado para personas que eran igual a mi, si hechiceros, no serían perseguidos más si sus intenciones eran buenas y contribuirían a ayudar, así tal cual era sanar.
Ahí es como me di cuenta que si había completado mi propósito, haberlos liberarlos de que estuvieran escondidos, se había llevado mediante el amor y no como yo pensaba haberlo echo.

Esa noche fue maravillosa e inmemorable para los dos.
-Deberían  retirarse a descansar.
Sugirió Alexander, pues al día siguiente nos iríamos muy temprano a nuestra luna de miel.
Tenía razón, ya queríamos irnos a descansar, bueno no del todo.
Al llegar a nuestra habitación, no podía ser más perfecto, pues el había sugerido que pusieran velas y rosas por toda ella.
-Esta hermoso! (Dije sorprendida )
-Tu eres más hermosa que cualquier cosa. (Respondió el )
Se acercó a mi y comenzó a acariciar mi rostro, cerré mis ojos y me deje llevar por lo que sentía, el me besaba poco a poco delicadamente, me voltio lentamente haciendo mi cabello a un lado y comenzó a besar mi cuello mientras soltaba mi corset, me recostó en la cama y comenzó a besar cada parte de mi cuerpo, tocándome como si no hubiese un mañana.
Al habernos retirado para descansar, fue lo que menos hicimos durante toda la noche, pues estábamos tan deseosos de entregarnos el uno a el otro.
Me recosté en su pecho mientras el acariciaba mi cabello, más sin decir ninguna palabra,Pues me sentía totalmente protegida y amada a su lado, después de eso me quede dormida, más recuerdo que al abrir mis ojos, el estaba ahí contemplándome como si no pudiera creer que eso era cierto.

Despertamos al día siguiente pues teníamos que salir y ya era tarde.
Todo era maravilloso tal y como en un cuento de hadas.
Viajamos durante un mes, conocí varias partes de el mundo que jamás pensé conocer, pero al llegar a el reino no me sentía del todo bien, así que solo quería dormir, pues pensaba que quizás era por el mismo cansancio de el viaje, más Henry estaba muy preocupado por mi, ya que no quería comer bien, pues todo lo que comía lo devolvía, pero no me había percatado que no había tenido sangrado ese mes, pues estaba retrasado así que Sofía y yo caímos a la
Conclusion de que estába embarazada y si, así fue.
A la hora de la cena mientras estábamos todos reunidos ahí quise dar un anuncio.

-Me gustaría dar un anuncio.

Dije mientras me levantaba de mi asiento, se quedaron en silencio esperando lo que yo diría, así que Voltie y mire a mi esposo y le dije:-Seremos papas!

Jamás olvidaré la expresión de Henry al decirle esa noticia, se levantó, me dio un fuerte beso, luego se agachó para poder besar mi vientre, hablándole como si el o ella ya pudiesen escucharlo.
-Tu que estás ahí adentro, sin conocerte aún, quiero que sepas que ya te amo con mi vida.
Luego se puso de pie y volvió a darme un beso diciéndome lo mucho que me amaba y lo contento que estaba por darle a su primogénito.
No cabíamos de la emoción pues era lo que siempre habíamos deseado, tener una hermosa familia juntos y por fin se estaba completando.
Pero para mi ver que el era completamente feliz con esto me hacía sentir mucho más especial de lo que ya era.

No había antojo que yo quisiera y que no cumpliera pero para ser sinceros, mi antojo más grande siempre fue el, así que ese tiempo no se me separó ni a sol ni a sombra.