Capítulo 5.

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Perspectiva de Mauro.

El silencio me estaba matando, y estaba seguro de que si pasaba un segundo más así, iba a arrepentirme.

Así que hice lo que cualquier humano con cabeza hubiera hecho.

Me incliné, pasando mi mano izquierda por la nuca de Enzo, y junté mis labios con los suyos, pegándome a él con cuidado de no derramar ninguna de las dos bebidas, y, por ende, teniendo que alejarme en pocos segundos.

Pero, no pude.

Enzo ya había dejado su vaso en la mesa de luz y, en menos de lo que me di cuenta, hizo lo mismo con el mío, siendo él el que se abalanzaba sobre mí y enredaba sus dedos en mi cabello para fundir ambas bocas en un beso.

Esta vez, por inercia, entreabrí mis labios, dejándole más superficie que explorar a la lengua de Enzo, soltando un pequeño jadeo cuando sentí más prominente la falta de aire.

Ambos nos separamos, y pude apreciar lo agitada e irregular que estaba mi respiración.

Me tomé mi tiempo para recuperarme y también para enfocarme en lo que acababa de pasar, relamiéndome los labios y dándome cuenta que mi boca sabía a una mezcla entre el mokka que había tomado yo y el café con leche proveniente de FMK.

Lo raro era que...

El sabor no me disgustaba.

Ahora que sentía la mirada intensa de Enzo sobre mí, el calor subió hacia mis mejillas, coloreándolas de un tono rosáceo bastante visible.

Me estaba viendo como una colegiala con su primer novio. Qué vergüenza.

— No te pongás así que te voy a volver a comer la boca. —sentí la voz entre divertida y ronca de mi mejor amigo sonar a mi lado, mientras llevaba su mano derecha a mi mejilla, intentando acariciarla.

Inmediatamente, le fulminé con la mirada por el comentario, alzando mi brazo para darle un coscacho en la cabeza.

— Que te haya dejado besarme no significa que ahora podás joder con besarme cuando querás. Tampoco significa que vayan a haber más besos. Y tampoco significa que hayamos dejado de ser sólo amigos. —remarqué con firmeza, destapándome y bajándome de la cama, tomando mi vaso de mokka y mi factura de la mesa, para posteriormente encaminarme a la salida.

Antes de irme, sin embargo, me di la vuelta, mirándolo y señalándolo con el dedo.

— Le llegás a decir algo de esto a alguno de los chicos y te mato.

Con eso, cerré la puerta, dirigiéndome a mi propia habitación, y cerrándola con llave después de entrar.

Ahora, ustedes se preguntarán qué pasó para que yo llegara a besarme con Enzo, siendo que hace un día le había dejado en claro que no iba a pasar.

Bueno... Cuando él se fue...

[ 2 horas antes ]

¿Qué carajo estaba haciendo en la habitación de Enzo?

¿Y por qué no tenía mi campera?

Decidido, le pregunté el por qué de mi paradero al hombre acostado al lado mío, omitiendo la cuestión acerca de mi abrigo porque probablemente era el mismo Enzo quien me lo había quitado.

La respuesta no me sorprendió, pero tampoco me satisfizo del todo. Aún así, decidí no insistir con el tema.

Simplemente asentí y tanteé el bolsillo trasero de mi pantalón en búsqueda de mi celular, que afortunadamente se encontraba allí mismo tal cual lo dejé guardado en la noche, para ponerme a revisar mis redes casualmente y así no vivir un momento incómodo con mi mejor amigo.

Paulatinamente, Enzo se levantó y se ofreció a comprarme algo que desayunar. Le pedí por mi tipo favorito de facturas y, una vez que escuché la puerta cerrarse, dejé el celular a un lado y me puse a pensar seriamente en lo que había pasado, tratando de recordar algo de la noche anterior.

Sin embargo, un intenso aroma me distrajo de mi objetivo, haciéndome inhalarlo con más énfasis para saber de dónde provenía.

Al final, noté que era de la misma cama, aquellas sábanas que recubrían el colchón y las que me tapaban estaban impregnadas de la colonia que usaba Enzo. Cerré los ojos, enterrando mis manos en la almohada que se encontraba del lado donde él dormía, e inhalé una vez más, perdiéndome en la exquisitez de la fragancia.

No sabía que Enzo olía tan bien.

Pero, en algún momento, la oscuridad que veía con los ojos cerrados se transformó en la imagen del cuello de mi rubio amigo. Sin darme cuenta, estaba abrazando a la almohada y tenía escondida la cara en aquella blanda superficie.

Mh~, Enzo~.

Esperen, qué.

Confundido, abrí los ojos, alejando aquel montón de algodón con una funda blanca de mi vista, como si se tratara de una piedra totalmente caliente o un bicho totalmente asqueroso.

Me moví a "mi lado" de la cama, y puse ambas manos en mi pecho, intentando calmar mis latidos mientras miraba al techo y trataba de olvidar lo que había pensado.

Pero...

Quizás sí deseaba a mi mejor amigo. Quizás mi cerebro se había quedado recalculando una y otra vez la idea de besarnos. Quizás sólo quería experimentar, igual que él.

Quizás era un capricho más.

De cualquier forma, sólo había una forma de averiguarlo.

[ De vuelta al presente ]

Lo malo de eso es que yo estaba convencido de que sólo era mi mente jugándome una mala pasada.

Enzo me había metido una idea en la cabeza, e inconscientemente mi cerebro lo había pensado una y otra y otra vez, hasta que al final había acabado llamándome la atención.

Era como un bebé que veía un tenedor y un enchufe, y pensaba "¿Qué pasaría si junto estas dos cosas?".

El problema es que yo ya era ese bebé que lo había hecho y se había electrocutado, no ese bebé al que su mamá tomaba en el último momento y le llevaba de vuelta a su cuna.

Lo había besado.

No una. Dos veces.

Y, aún así...

Sentía que quería besarlo una vez más.

✦⠀ʚ♥︎ɞ⠀✧

Hola, puppys. <3

Capítulo extremadamente corto, I know. =( Pero no quería seguir avanzando, y ahora lo que venga después del beso lo va a narrar Enzito ksks.

¿Qué tal? Yo la verdad quería que se dieran treinta besos y se quedaran juntitos y abrazados en la cama diciéndose que se aman, pero eso sería un cambio demasiado extremo, vamo' de a poco.

En fin, espero que les haya gustado, que duerman muy bien si me leen de noche, o tengan un gran día si me leen de día.

Hasta prontito. Kisses. <3 x.

Just Friends (Lit Killah x FMK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora