Capítulo 13- Canción animal

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Úrsula:

Dos noches después

—Úrsula Lee, adelante— exclama Matthew con una voz melodiosa. Sus ojos me miran con atención, intimidándome un poco. Acomodo de manera un tanto nerviosa mi vestido rojo y strapple. Acción que no deja pasar desapercibida dedicándome otra mirada intensa.

Oh carajo, sí que te extrañé querido artista. Se encuentra completamente renovado y energético, más atractivo de lo que ya lleva en su forma de ser y llamativo.

—Oh, Matthew— cuando entro veo una escenografía impresionante sobre su sala de estar, los vidrios que me dejaron hipnotizada reflejan la estrellada noche junto a la luna llena. Abajo, se encuentra el sillón y una mesa chica delante de este, con velas, copas de vino y comida.

—Es que Italia me inspiró tanto...— siento como su cuerpo se acerca al mío. Toma mi mano dirigiéndome hacia el sillón— imagina que estas en Italia, Lee. Siéntate.

Me quedo en silencio observando los detalles de la mesa y bebiendo un poco de la copa de vino.

¿Acaso estoy nerviosa? Siento que contigo estaría toda la vida nerviosa, Matthew. No se dejan de reproducir en mi mente cada situación que viví, cada lujuria que me brindaste y como despertaste mis más perversas fantasías.

—Te queda muy lindo ese vestido— vuelve fumando y brindándole una pitada agradable al cigarrillo— bueno, tu cuerpo es lindo— sonríe sin dejar de observarme.

La sangre en mis mejillas sube y sonrío también.

—Gracias, Matthew— finalizo.

Se sienta junto a mí y la tensión claramente es notoria. Pero de una forma u otra, logra despejarlo para disfrutar más el momento.

—Saltimbocca alla Romana— susurra.

Mierda, Matt. Tu voz con unas palabras italianas es encantadora.

—Este plato, cuyo nombre significa «salto en la boca» es muy popular en Roma; se prepara con jamón, ternera y hierbas en mantequilla.

— ¿Salto en la boca? — pregunto curiosa.

Él me mira sonriendo y aprobando con su cabeza el nombre.

— ¿Qué piensas que puede significar?

— ¿Que la boca experimenta un salto?

El ríe ante mi corta respuesta.

Claro, él es profundo inmensamente en cada filosofía que reflexiona.

—Salto puede ser de lo impulsivo, la necesidad de llevar a la boca los que nos da placer, Lee. Como un beso, también como el sexo oral ¿No crees?

Río en bajo por los nervios que me genera, parezco una adolescente que escucha la palabra "sexo" y sus mejillas se encienden. En cambio él es tan tranquilo en cada reflexión que libera.

—Claro, debe ser así— continúo relamiendo mis labios en tanto mi mente amenaza con flashbacks de nuestros candentes momentos.

— ¿Notoria tensión, eh? — Lleva su pulgar corriendo suavemente un mechón de cabello atrás de mi oreja. Siento estremecerme en su tacto— Es torturante pero divertido al mismo tiempo.

Su comentario me deja paralizada.

¿Cómo es capaz de leer mentes con tal rapidez?

—Prueba— lleva el tenedor con una leve porción del plato italiano cerca de mi boca, sin dejar de mirarme a los ojos. Sus ojos son encantadores e hipnotizantes — primero cierra los ojos y siente el aroma— prosigo en sus reglas. Realmente es exquisito— abre la boca.

Pintando tu cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora