Miedo

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Anko y Kakashi no entendían la nueva regla de su jefe. 

-¿Por qué no quieres que tus hijos se enteren de esto?, no estás haciendo nada malo- dijo Kakashi dejando aun lado su taza de café. 

-Además, no lograrás ocultarlo por mucho tiempo, tus mocosos son unos acosadores, fue de las pocas cosas que aprendieron de ti- señaló la chica, sacándole un quejido al religioso. 

-Ya te dije que no hables así de mis bomboncitos de chocolate- 

Los menores retrocedieron un poco al escuchar ese tono de voz, sabían que era mejor no iniciar otra pelea con el padre del año. 

Ren respiró hondo para retomar el tema, debía dejar las cosas muy claras.

-Conozco a mis hijos y se que si me ven con Takeo pensaran mal, por el momento quiero que mi amistad quede en secreto- 

-Si que eres idiota, si se enteran de otra forma te harán pedazos, sabes que no toleran los secretos- dijo Anko tratando de persuadir a su amigo. 

Pero el mayor ignoró por completo las sugerencias de la mujer. 

-Solo mantengan la boca cerrada y podrán continuar con sus patéticas vidas- dijo el fanático para dejarse caer en el suelo, ya comenzaba a ganarle el sueño. 

Los compañeros del jashinista intercambiaron miradas preocupados, parecía que se aproximaba una desastrosa tormenta. 

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Al día siguiente, el cielo estaba tan despejado que se podían apreciar con claridad cada rincón de la ciudad. 

El clima era tan agradable que lograba poner de buen humor hasta al ser más amargado y cierto florista de ojos rojos no fue la excepción. 

Con un gran entusiasmo tomó su celular para poder hablar con su pequeña. 

-¿Estás lista para ir a la escuela, mi amor?- 

-¡Mucho!, ¡la maestra dijo que hoy saldremos al jardín a regar las flores!- gritó la niña con gran entusiasmo. 

Takeo sonrió al escuchar esa tierna respuesta. 

-Me alegro, por favor pórtate bien princesa, recuerda que este  fin de semana iremos al acuario- 

-¿¡De verdad!?, ¡muchas gracias papá, te quiero mucho!- 

El hombre florista quiso volver a hablar pero su niña lo interrumpió. 

-Papá, el abuelo dice que quiere hablar contigo- 

Eso borró de golpe la sonrisa del mayor. 

-Está bien mi niña, por favor, pasame a tu abuelo- 

Del otro lado de la línea cierto hombre de edad madura sujeto con fuerza el móvil. 

-¿Cómo estás Takeo?- aquella voz tan ronca y desgastada puso nervioso al florista. 

-Todo en orden señor- contestó el chico de cabello rosa sin mucho ánimo. 

-Que bien, espero que no estés holgazaneando, tu trabajo es increíblemente mediocre, pero al menos te da algo para no morirte de hambre- 

Takeo frunció el ceño, ofendido por esas crueles y frías palabras. 

-Quiero recordarle que esa florería también era el sueño de su hija- 

-Cierra la boca, Nagisa que en paz descanse tenía grandes proyectos, pero los cambio todos al ver que un perdedor como tú no podía aspirar a más- 

Ren "El corazón de un demonio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora