Black que no quería ser parte de un crimen decidió despedirse de sus amigos para poder realizar un último trabajo antes de que cayera la noche.
Una vez solos Ren miró al florista qué seguía muy enfocado en su arreglo.
Las palabras de su mejor amiga atravesaban su mente como un cuchillo, tal vez, solo tal vez, ya era de dar el siguiente paso y dejar de ser un maldito cobarde.
Con las mejillas un poco rosas y su corazón latiendo con frenesí, el jashinista se atrevió a llamar a aquel hombre.
-Takeo, ¿quieres venir a mi casa esta noche?-
Hace semanas eso hubiera sido simplemente una reunión de amigos, pero después del incidente del beso y todo lo que aclararon, el chico de cabello rosado sabía que había otra intención en aquella oración.
Con la cara completamente roja, el menor dejó a un lado su trabajo para jugar con sus lentes debido a los nervios.
-¿Me-Me estás pidiendo una ci-cita?-
De forma rápida Ren se tapó parte de la boca, tratando de contener sus emociones, pues ahora su chico se veía más tierno qué nunca, ¿cómo demonios alguien tan torpe y desaliñado podía llegar a ser tan lindo?.
-Si, supongo que sí- contestó el creyente.
Ya más calmado, el florista tomó aire para aceptar la invitación del mayor con la condición de que no hiciera nada raro, de lo contrario se marcharía para siempre de esa casa.
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Cerca de las 7 de la noche Takeo había llegado a la casa de Ren. Y ya que se trataba de un encuentro más formal, el menor decidió vestirse con su mejor atuendo y claro que el religioso no se quedó atrás. No solo andaba de traje sino que preparó una elegante cena con velas y finos utensilios.
Como todo un caballero, el mayor acomodo a su invitado en su silla, mientras le servía un poco de vino en una copa oscura.
-Vaya, todo está maravilloso- confesó Takeo.
-Lo que sea por mi lindo tomatito- dijo el creyente guiñandole un ojo.
Luego de eso los dos comieron sin problemas aunque ninguno sabía como sacar tema, pues estaban lejos de su zona de confort.
Fue entonces cuando Takeo decidió preguntar por los niños de Ren y poco a poco el ambiente se calmó, dando paso a una conversación amena y divertida.
Una vez que saciaron su apetito al mayor se le ocurrió una brillante idea.
Desde su celular se le ocurrió poner música lenta y como todo un galas le extendió la mano a su invitado para que lo acompañará a la pista de baile qué era su amplia sala.
Con algo de duda, el menor aceptó, para de un movimiento rápido ser atraído hacia el cuerpo del jashinista.
Ambos se movían al ritmo de la melodía, disfrutando de la compañía del otro.
Y en impulso Ren paró de bailar para sujetar el mentón del florista y así plantarle un beso. Necesitaba comprobar si ese sentimiento que desde hace meses lo perseguía era genuino.
Takeo tenía los ojos muy abiertos por la impresión pero a medida que el religioso profundizaba el beso más se debilitaba su cuerpo, por lo que al final decidió dejarse llevar colocando sus brazos alrededor del cuello del jashinista.
Estuvieron así unos cuantos segundo hasta que el fanático se separó para ver aquellos ojos color sangre qué tanto lo enloquecian.
-Tomatito, creo que me gustas- se confesó Ren, dejando a su amigo congelado.
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Ren "El corazón de un demonio"
FanfictionEstá es la segunda parte de la historia de Ren. Contiene Yaoi (chico x chico)