Se podría decir que Jung Hoseok era uno de los hombres más codiciados de todo Seúl, y no era por su gran fortuna, si no por su gran aspecto que le robaba el aliento más a unos al pasar. Con su cuerpo fornido, no tan exagerado pero lo suficiente para que se resalten en los trajes que acostumbra a usar. Su altura, su voz grave y apasionada que te envuelve, su mirada penetrante, su aroma tan varonil que con solo olerlo te lleva al borde de la tentación. Sus manos grandes con sus venas resaltando, pero que a pesar de su aspecto tan rustico son sumamente suaves, tanto que se podría decir que su toque es igual al de una pluma; parecía ser esculpido a la perfección por los Dioses.
Pero este hombre similar a un mismísimo Adonis no era tan perfecto como todos creían. Tenía más defectos y debilidades de los que todos creían. Y su mayor debilidad tenía por nombre y apellido Park Jimin. Tan solo la mención de su nombre lograba descolocarlo totalmente, y ni hablar de cuando lo tenía en frente. El hombre que normalmente era tranquilo y todo un caballero se volvía un tonto impulsivo. Él tenía muy en claro esto, y se molestaba consigo mismo por la actitud tan patética que tomaba cuando estaba con el pelirrubio. Hoseok no era tan indiferente ante los sentimientos de Jimin como hacía ver, él notaba sus ojos llenos de amor cuando llegaba a su apartamento, como suspiraba enamorado cuando lo escuchaba hablar, como sus lindos ojos lo miraban con tanta ilusión cuando lo guiaba a la habitación para intimar. Y también veía como él mismo arruinaba todo y hacia sufrir al menor. Sabía que sus palabras y sus actos eran de lo peor, pero es que no pensaba bien cuando estaba con el más bajito.
Admitía que la forma en la que había actuado con Jimin en las últimas horas había sido de lo peor, pero es que le hirvió la sangre verlo bailar con otro chico y más de la forma tan atrevida en la que lo hacía. Jimin solo podía bailar así con él y para él. No podía estar con nadie más, no podía tener citas con más nadie, no se podía besar con nadie más y mucho menos podía tener sexo con alguien más. Porque él muchas veces escribió su nombre en la piel de Jimin, cada noche se encargaba de recordarle a su piel, a sus labios y a su interior a quienes le pertenecían. Para Jung Hoseok Park Jimin era totalmente de su propiedad,
Sabía que Jimin no era un objeta para marcarlo, pero Jimin era tan diferente que las cosas como esas no le importaban. Él quería a Jimin y si decía que era suyo pues suyo será. No ha pasado los últimos años aguantando los berrinches del menor para que venga un enano pálido a robarle a su chico.
Hoseok rayaba en la posesión y un poco en la obsesión cuando se trata de Park Jimin. Pero lo amaba tanto que no se podía permitir dejarlo ir.
Si, Jung Hoseok amaba a Park Jimin como nadie jamás lo amaría, ¿pero porque no se lo decía y terminaban con ese juego toxico de sube y baja? Y la respuesta es muy simple; el orgullo. Hoseok era tan orgulloso que a sus ojos declarársele Jimin sería como una humillación, pero tampoco permitiría que el pelirrubio se le declarase, en su cabeza las cosas no funcionaban tan fáciles como lo hacían en la de Jimin. Así que prefería actuar como un completo idiota, sin importar todo el daño que podía causar. Al fin y al cabo, Jimin volvería a él implorando que lo haga suyo como tantas veces hizo.
O al menos eso es lo que pensaba Hoseok.
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Aquí esta, recién sacado del horno.
Quiero aclarar que una vez termine la historia la revisare en busca de errores o algo similar. Pero si encuentran algún error sean libres de comentarlo para así poder arreglarlo.
Gracias por leer, espero les guste :3

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Friendzone (Hopemin)
Fanfiction¿Cuanto tiempo una persona puede soportar ser el pasatiempo de alguien?, ¿se puede ser tan iluso como para no darte cuenta que solo eres su juguete? Park Jimin, un brillante profesor de castellano en una de las mejores universidad de Seul. A los ojo...