Me pregunto por qué hay veces en las que nos sentimos tan pequeños, tan insignificantes. Miramos hacia el cielo en una noche estrellada y nos damos cuenta de lo grandes que son las estrellas y lo alto que están, que son libres, allí arriba. Y buscamos cosas a las que poder aferrarnos para que todo lo pequeño se vaya de nosotros, y poder llenarnos de sueños y metas por conseguir.
¿Qué sentido tiene cerrar los ojos para poder soñar cuando después lo volverás a abrir y te encontrarás tanta mierda rodeando tu vida?
Ninguno.