Precipicios.

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Muchas veces me gustaría saber la razón por la cual las personas nos ahogamos en nuestros propios precipicios, teniendo un vicio inconfesable de aferrarnos a aquello que más daño nos hace, queriendo olvidar pero sin hacer otra cosa más que olvidar, reviviendo momentos, e inventando otros tantos.

Y así es cómo acabamos, con el corazón roto y lleno de espinas que lo desgarran poco a poco. Nadie quiso nada de esto, fue el tiempo, que nada puso de su parte, quién ha construído todo esto.

Pero no podemos culpar al tiempo, él no tiene voluntad. En cambio nosotros sí, y aunque nos cueste reconocerlo, toda la culpa es nuestra.

Palabras al viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora