Narrador omnisciente:
Han pasado 11 años y Yuji ya era un adolesente con la misma actitud de cuando era niño, siempre sonriendo, dulce y amable, su cuerpo tonificado. Sukuna le había enseñado todo lo que él sabía pero una cosa sí que no había cambiado y eso era la regla de no salir del territorio del santuario.
-¿Sukuna? -El nombrado miro al chico mientras estaba tumbado en el suelo apoyando su cabeza con sus 4 brazos ya que cuando Yuji cumplio 7 años ya no tenía miedo a la forma original, era más ahora le encantaba, el chico suspiro algo nervioso y lo demostró rascándose el pelo.
-¿Si, que pasa mocoso? -el chico se sentó para tranquilizarse y miró a los ojos de la maldición que esperaba una respuesta.
-Por favor déjame ir a explorar el mundo. -El silencio inundo la habitación Yuji esperaba un "No" irrefutable pero en vez de eso escucho como se levantaba y caminaba hacia otra habitación se quedó allí porque tenía el presentimiento de que volvería, miro al frente hasta que vio el kimono de Sukuna delante de él.
-Toma. -Extendió la mano enseñando un colgante con una piedra roja, lo cogió mientras lo miraba esperando una explicación de qué servía.
-Con eso puesto podré ayudarte si dices "Sukuna ayudame" dicho eso yo seré transportado y te ayudaré, eso si ya sabes que no me puedes llamar por tonterías ¿de acuerdo mocoso? -Yuji se levantó para abrazarlo con una gran sonrisa mientras que Sukuna aceptó el abrazo pero con lentitud aun no estaba acostumbrado al contacto que Yuji le daba era demasiado mimoso y eso le gustaba.
-Gracias Sukuna, me voy. -Se estaba llendo pero una mano lo agarró de la muñeca para que se pareciera y lo mirara.
-No quiero que me llames. -Yuji sonrio porque esa era su manera de decir cuidate, que no te agan daño y no te pongas en problemas o por lo menos no en peleas que no puedas ganar, se fue caminando poniendose el colgante escondiendolo en su kimono que cuando salio del aria de Sukuna su kimono blanco canvio a uno negro con bordes rojos Yuji sonrio y se fue hacia algun lugar.
Camino durante 3 días sin comer pero eso no era nada ya que gracias al entrenamiento podía soportarlo, llegó a un pequeño pueblo y allí comió algo de carne aunque no savia como la que él comía siempre y la sangre era diferente tenía un sabor algo más salado pero se lo comió porque tenía hambre después de se fue a dormir en una casa que le dijeron que allí podría descansar.
Cuando se despertó siguió su camino hasta la capital, mientras caminaba notaba como las maldiciones lo miraban y se apartaban con miedo sabía que tenía el olor de Sukuna, en la bolsa que llevaba tenía el cuchillo que le regaló de pequeño, some kimonos para cambiarse y dinero que Sukuna le había dado para su viaje.
Era agradable había ido a un lugar con muchos libros, comenzó a leer uno de maldiciones y demonios se enteró que las demás personas también sabían que un humano puede convertirse en maldición, algunos se querían convertir en maldiciones fuertes pero al final solo son maldiciones de poco nivel seguramente porque tenía poco odio, otra manera era morir como un humano con mucho odio se convierte en una maldición fuerte sin desearlo y la última manera era algo distinto ya que te podías comer una parte de alguna maldición y había dos si tenías suerte la maldición no te matara y podrás pelear contra las maldiciones, aunque el otro resultado era más común y ese era que cuando te comieras eso la maldición controlara tu cuerpo, tu pensamiento se borraría y el cuerpo quedará para la maldición.
Mientras caminaba se encontró como unos chicos pegaban a otro chico todos de su misma edad se acercó para darle un puñetazo a los 3 chicos para que se fueran y después se giró para darle una sonrisa y estirar la mano para ayudar a levantarse.
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Buenas noches mocoso. -Sukuna x Yuji
RomanceUn pueblo en su último recurso para hacer que prospere van hacia el santuario de Sukuna el rey de las maldiciones y como ofrenda le traen un niño llamado Yuji Itadori de solo 4 años, Sukuna lo acepta sorprendido por la hermosa sonrisa que tenía. Des...