Narrador Yuji:
Me desperté ya con la luna iluminando sutilmente mira a mi alrededor y vi a Junpei muerto quería llorar asique me di una bofetada para tranquilizarme no iba a llorar de nuevo, pero ahora no sabia que hacer no tenía a donde ir y tampoco con quien ir aun sentia esa sensación en el pecho aun no entendia que pasaba, camine con paso lento al santuario donde me duche y me cambie de kimono intentando no pensar más sobre la comida. Camino de nuevo hacia esa capital, entre de nuevo a ese lugar donde había muchos libros y mire todos los libros de maldiciones que había hasta que descubrí algo que Sukuna no me había explicado.
"Normalmente las maldiciones no sienten afecto por ningún ser vivo pero hay una excepción y es cuando el ser vivo le hace sentir bien y acompañado, ya que las maldiciones siempre sienten odio por cualquiera pero cuando encuentra a algo que no los mire con miedo o odio al contrario los mira con alegría y tranquilidad las maldiciones intentan que ese ser vivo este con el siempre muchas veces lo sientes inconscientemente, se dice que las maldiciones dan trozos de su comida a ese ser vivo como muestra de agrado ya que la comida es difícil de conseguir ya que es carne humana aunque esto no está confirmado. Aunque una cosa que mucha gente piensa y es errónea es que las maldiciones si pueden sentir amor aunque muy pocas ocasiones. "
Sonrío cuando acabo de leer ese párrafo, significa que no me odia eso es suficiente para mi y lo último era interesante.
-Valla como eso si que no lo conocía. -Gire mi vista para ver a una chica con el pelo recogido con un moño, la chica de ojos marrones me miró con una sonrisa.
-Perdon esque ese era el libro que quería leer y como lo tenias tu pues no he podido evitar sentarme a su lado y leer lo que usted leía. -Cerré el libro.
-No pasa nada, ¿porque te interesa eso de las maldiciones?
-Bueno tengo un amigo que es hechicero y me gusta enfrentarlo. -¿Por qué todos los que me encuentro tienen que conocer o ser hechiceros? Suspire, sonreí para darle el libro e irme.
-¿Y tú, por qué te interesa? -Mire al suelo para luego mirarla a los ojos con una expresión seria y triste.
-Perdi a alguien. -El rostro de la chica también cambió a una parecida a la mía.
-Lo siento.
-No pasa nada, bueno hasta luego. -Le sonrío y por fin me fui de ese lugar, camine por las calles mientras miraba como las maldiciones se alegaban ahora no lo entiendo no tengo el olor de Sukuna, entonces no deben temerle, ignoro todo eso para ir al santuario.
-E oído dicen que el rey de las maldiciones Sukuna fue vencido. -Escuche a uno de los comerciantes hablar con un cliente.
-Enserio pues que patético y yo pensando que era el más fuerte. -Iba a acercarme para hablar y decir la razón, pero al final solo escuche.
-Bueno, se cuenta que se dejó secar para ayudar a alguien. -No entiendo como se ha podido enterar un mercader sobre la verdad pero me alegraba que lo supieran.
-Que estupides, yo fui el hechicero que lo sello y rogó por su patética vida, solo era una maldición más sin importancia. -Mire al chico algo mayor que yo, tenia un Hakama de tonos oscuros y una katana, su pelo era de color negro y revuelto. Me acerqué intentando ocultar lo enfadado que estaba me pare cuando estaba detrás de él, le di un toquecito en el hombro para que se girara y when lo hizo con una expresión de superioridad le golpee en toda la mejilla tirándolo al suelo.
-¡¡No hables de eso porque no estuviste allí, maldito !! -Seguí por mi camino ignorando los gritos del chico, llegue al santuario, lo único que hice fue tumbarme y recordar toda mi vida y como no en todos los recuerdos está él, el pecho me dolió más ¿para que al final me este muriendo? . Me levanté decidido a hacer que Sukuna volviera. Recordé cómo hacer el ritual para convertirse en maldición, empecé cuando el sol se ocultó esta noche se podía ver la luna entera, me corté la palma de la mano y empecé haciendo un círculo por último escribí con el dedo manchado de sangre las palabras que a la vez pronunciaba.
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Buenas noches mocoso. -Sukuna x Yuji
RomanceUn pueblo en su último recurso para hacer que prospere van hacia el santuario de Sukuna el rey de las maldiciones y como ofrenda le traen un niño llamado Yuji Itadori de solo 4 años, Sukuna lo acepta sorprendido por la hermosa sonrisa que tenía. Des...