-Mollie, ¡aléjate del horno! -la ordené al borde del pánico.
-Esto no me gusta -nos dijo Aidan apartándose de la tarta lo máximo posible.
Entonces comenzó a lanzar llamas y tuve que recurrir a lo más importante:
-Llamemos a los bomberos.
-¿Para qué te ligues a algún bombero cachas? No, yo creo que no -añadió Aidan.
-¡No es momento para ponerse celoso! -le grité.
Joder, parecíamos un auténtico matrimonio peleándose en los peores momentos. En medio de nuestra discusión Mollie habló hayando la solución:
-Papá era bombero.
Los ojos se me abrieron de golpe. Ted, mi padrastro, fue bombero hace años.
-¡Tiene que tener un extintor en el sótano! -recordé a ver visto herramientas y el traje de bombero en la última planta de la casa.
-¿Cómo va a tener un extintor en su casa, T/n? -me hizo razonar mi maridito.
-¿Quién tiene en su casa dardos tranquilizantes? -dije consiguiendo que se callara la boca.
-T/n el extintor -me pidió Mollie.
Le lancé una furtiva mirada a Aidan y bajé corriendo al sótano. Busqué como una posesa todo el equipo de mi padrastro hasta que encontré un extintor rojo. ¡Bingo!
-T/n, date prisa -gritó desde arriba Aidan.
-Lo tengo.
Cuando llegué a la cocina mi maridito y yo nos pusimos a forcejear con el cierre de apertura del extintor. ¿Pero qué demonios? ¿Y este trasto se supone que es para emergencias? Pues al paso que se habré ya nos habrían consumido las llamas.
Oímos como Mollie comenzaba a toser por el humo saliente del horno.
-Vete al salón -la obligué poniendo tono de hermana mayor.
Ella se fue a regañadientes dejándonos el grave problema a los mayores.
-¡No se abre esta mierda!
-Tranquilízate, ¿quieres?
-¡No, no quiero tranquilizarme! -le espete zarandeando con las manos-. Mi casa se va a incendiar.
Bueno, ya se estaba incendiando. Aidan cogió el extintor y giró con fuerza la palanca. Sin darse cuenta el chorro blanco le dio en toda la cara pues había abierto el trasto al revés.
Se me escapó la risa y un Aidan nevado me miró con cara de pocos amigos.
Le quité el extintor de las manos y disparé hacia el horno. Gracias a dios, el fuego se detuvo y toda la cocina se cubrió del líquido blanco que parecía nata montada. Como el suelo estaba resbaladizo me resbalé y afortunadamente los brazos de Aidan me atraparon al vuelo. Se quedó mirándome a los ojos mientras me reincorporaba.
-Siento haberme portado como un imbécil, antes.
-Quedas perdonado, ahora ayúdame con todo este lío.
-T/N/C(tu nombre completo).
No, no, no. Tierra, trágame, ¿quieres?
Gritos, más gritos, fregona, todos de blanco, mi cocina destrozada, tarta negra de bodas... ←Esto es un pequeño resumen de los hechos.
-Todos al jardín -nos ordenó mi madre-. Mollie, cielo, tú no.
Mi hermanastra sin embargo me cogió de la mano y juntas salimos al jardín.
-Haced una fila.
Nos colocamos como pedía mi madre, casi parecía un pelotón de fusilamiento.
-¿Qué nos vas a hacer?
Mi madre sonrió como si tuviera una maligna idea en mente. Fue hacia la pared donde había una manguera y la desenrolló.
-Mamá....
¡Splash! Baño gratuito en mi jardín. Pasen a obtenerlo por aquí, por favor.
Nos estábamos ahogando de la cantidad de agua que nos cubrió. Manguerazo de los grandes. Toda la mezcla asquerosa del extintor se quedó en el césped junto al agua formando espuma marina.
Aidan extendió los brazos y se interpuso como un caballero entre la manguera y nosotras. Acto seguido me puse a su lado y dejé que la lluvia fresca me cubriera la cara. Entonces mi maridito me cogió en volandas para poder besarme. Fue una especie de beso mágico bajo la lluvia sólo que había sol y eso lo hacía mas especial.
-Ag, ¡qué asco! -oí como decía Mollie a nuestras espaldas.
-Mollie ven aquí -la llamó mi madre-. Dejemos a los tortolitos solos.
Estuvimos morreándonos como sino hubiera un mañana. Hasta que me soltó y se puso a bailar conmigo.
-¿Pero qué haces? -quise saber viendo como me cogía de la cintura y posaba mis manos en sus hombros.
-No pudimos disfrutar de nuestro baile de recién casados.
-Cierto.
El riego saltó de repente siendo de lo más inesperado. Pobre césped, entre la manguera y el riego estaría ahogándose de tanta agua.
-T/n, siento interrumpir pero Raquel esta al teléfono.
-¡Ya han vuelto!
Recuerdo que mi mejor amiga me prometió llamar en cuanto volviera de la luna de miel. Corrí hacia el interior de la casa y atrapé el móvil que me tendía mi madre.
-¡Raquel!
-¡T/n! Hemos vuelto, y...
-¿Y?
-Aún no estoy segura pero no puedes decírselo a nadie -su voz cambió desde el otro lado del teléfono.
-¿El qué?
-Creo que estoy embarazada.
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Yo Os Declaro Enemigos - ADAPTACIÓN - Aidan Gallagher
De Todo• Del odio al amor no hay un paso, sino muchas locuras • Si te despiertas una mañana con un dolor de cabeza espantoso, un pedrusco encajado en el dedo y tu peor enemigo durmiendo a tu lado, entonces preferirías volver a dormirte y, si hace fal...