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Las fotos de Jimin fueron las únicas con las que se quedó antes de desinstalar de nuevo sus redes sociales y no relacionarse con las idioteces que se dijeran en el internet. Guardó todas aquellas que compartían y le pidió a Yeonjun que las revelara en algún sitio y las envolviera en un envoltorio bonito
Tenía el paquete plateado en sus manos y le daba un vistazo a las imágenes. Por poco olvida la hermosa sonrisa de la señora Park y sus ojos igual a los de Jimin cuando sonríen, por poco olvida que ella fue su segunda madre y lo cuido infinidades de veces
Por poco olvida que Jimin era su mejor amigo y el pilar fundamental en su vida.
— ¿Qué vas a hacer con eso? —Yeonjun le pregunto bebiendo su desayuno
Yoongi guardó las imágenes, se acercó a la puerta de salida y agarró uno de los abrigos negros que recogía polvo. Yeonjun ojeó confuso mientras se lo colocaba, se calzaba los tenis y guardaba el paquete en el bolsillo
— ¿Vas a algún lado?
Yoongi jugó con el pendiente de su oreja, nervioso. Si Jimin no regresaba tenía que ir y hacer algo para empezar, ir a buscarlo debería ser lo primero.
— El departamento de Jimin, sabes donde vive porque vas siempre, llévame hasta su puerta
¿Un por favor? ¿Nada? Yeonjun ya estaba demasiado atónito porque el rubio se decidía a salir después de seis largos meses, decir una palabra en falso podía asustarlo y provocar otra crisis
— Su departamento está a siete calles y no sé si está haciendo horas extras en el restaurante
— No me importa ¿Haces tiempo de llevarme antes de ir a tu trabajo?
— Los niños duermen, se quedarán solos
— Regresaré antes de que despierten
Independientemente de lo que Yeonjun pudiera opinar al respecto Yoongi no era alguien fácil de convencer, salía ganando y si no era así a Yoongi le gustaba pensar lo contrario. El menor no tenía chance de ganar
— Espera aquí y ponte una mascarilla, iré a avisarles
Poner un pie afuera no se sintió diferente, bajar por las escaleras hasta el primer piso tampoco. La ansiedad lo atacó al ver la puerta de vidrio que daba a la calle, donde las personas caminaban y tenían una vida normal, niños paseando de la mano de sus padres y automóviles andando sin prisa. Yeonjun salió sin problemas, olvidandose que no era una rutina para el rubio que lo miraba temeroso, sin moverse
— ¿Llevas una de las armas? —Le preguntó precavido—. Si aparecen infectad-
— No lo menciones —Yeonjun regresó alarmante, no había nadie cerca para escucharlo pero esas paredes podían ser simples hojas delatadoras—. Afuera es seguro, no hay nada de lo que temes, ahora andando, que voy a llegar tarde
