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La forma en la que los dejaron ir fue aterradora para el grupo.
Se mostraban amables, y los que no simplemente se mantenían neutros, recios a dirigirles una palabra. Los cuatro hombres que los escoltaban con sus armas se mantuvieron distanciados en cuanto a palabras y expresiones amables. A Seokjin le hubiera encantado poder decirles que ocultaran sus armas porque podían asustar a Woojin, si no estuviera acostumbrado a verlas. La mujer, Sunhe, los acompañó de regreso a la salida, no disimulaba mucho al voltear a ver a Jungwoo, sin poder creer que el chico que estuvo a punto de morir hace horas atrás estaba caminando como si nada le hubiera pasado. Estaba llena de dudas, pero no hizo ninguna pregunta, mantuvo agarrado el collar de cruz en sus manos, rezando en voz baja
Jungwoo quiso reír, él no era un fenómeno o un espíritu maligno.
Una vez estuvieron afuera vieron que los esperaban dos autos estacionados uno atrás del otro.
Hwasa había tenido razón, si no les hacían nada los dejarían ir fácil, no eran un grupo de sobrevivientes villanos si no te metías con ellos. Eran misteriosos, con las cruces colgando de sus cuellos, pero tal vez no eran muy diferentes a lo que eran ellos. Cuidaban lo suyo, y ayudaban si podían hacerlo.
— Aquí tienen la llave, la otra se las entregará Dongseok en un momento
Hoseok la agarró al tiempo que le entregaba una de las mochilas que contenía algunas de sus provisiones, nada más que un par de botellas de agua y unas latas de arvejas. Era el cambio que acordaron y ninguno iba a objetar nada de lo que Hoseok había pactado, lo único que querían era largarse y necesitaban los autos para no ir a pie. Perder un par de botellas de agua y unas latas no los perjudicaba en nada, ya encontrarían más provisiones en alguna parte
— No se preocupen, no hay infectados en estas calles —Dijo Sunhe al ver que no dejaban de observar hacia todas partes—. Hemos dispersado a los que se acercaban
Woojin no soltaba la cintura de Wooshik, cohibido de los hombres que estaban mirándolos. El mayor lo tenía abrazado y le frotaba la espalda para que se relajara
Taehyung se mantuvo con el arco medio bajo, preparado para salir en defensa si algo ocurría, en caso de que salieran infectados, estaba convencido que esa gente no les haría algo
— Estamos muy agradecidos por su hospitalidad —Seokjin le dijo a Sunhe, de repente, dejando sus emociones de lado. No quería irse sin decirlo, habían salvado la vida de Jungwoo y la de todos al ayudarlos contra los infectados—. Se los voy a agradecer, toda mi vida
