Pasé el mejor mes de mi vida, pero también sufrí una de las perdidas mas dolorosas, una que me iba a atormentar para siempre. Un mes lleno de sellos, de marcas en la piel, en el alma.
Estaba sola, el vacío volvió a comerme, regrese de mis pequeñas vacaciones y simplemente no tenia ni idea de lo que iba a hacer. Lo primero era volver por mis pertenencias al lugar donde deje mi vida pasada, después de eso regresar al espacio donde comenzó todo para hacer lo que se acostumbraba hacer, negocios. Con eso en mente, ejecute mis planes. Llegué al departamento y le pedí al guardia que si me podía dejar pasar, él me conocía, se había enterado de lo sucedido y como siempre nos habíamos llevado bien, me apoyo, así que me dio la copia de las llaves, le agradecí prometiéndole que no me iba a demorar demasiado.
Al momento de entrar a ese espantoso sitio me dieron ganas de vomitar, los muebles, las paredes, la decoración, el aire, todo, realmente todo lo que estaba dentro del departamento me llenaba de asco, generaba en mi un sentimiento de repugnancia, solo quería desprenderme de ese miserable mundo lo mas rápido posible, y solo lo lograría si sacaba mis cosas.
Busqué en la habitación principal, no encontré mi ropa ni mi laptop, me estaba empezando a molestar muchísimo, en mi mente pasaban escenarios donde él había tirado todo a la basura o lo había vendido. No me sorprendió hallar ropa interior femenina por todas partes, hasta me dio un sentimiento combinado entre risa y lastima, pobre de la chica que este durmiendo con este tipo. Sabia que no tardaría mucho en meter a alguien más a su casa. Realmente era un hijo de la chingada. Bueno, éramos, porque yo no me quede atrás, la misma noche que decidí terminar mi relación de mierda me envolví con un desconocido, esa noche y las veintiséis restantes.
Encontré lo que buscaba o lo que quedaba de mis posesiones en un rincón de el armario, la computadora se había convertido en partes inservibles, aun así decidí llevármela, dentro de ella guardaba cosas importantes: tres libros que había escrito por casi cuatro años, fotos de mi familia y documentos personales, si el disco duro aun seguía intacto entonces iba a poder recuperar lo que me importaba. También recogí un par de panties que estaban arrumbadas y cuatro pantalones que aun no había desgarrado. El coraje me nublo la vista y el sentido común, solo podía preguntarme el por qué él se había desquitado cuando yo era la victima. Así que decidí quemarme un poco más, un pecado más, me refugie en mi ira, en la venganza; abrí una ventana, agarre todas sus camisas del armario y las avente hacia la calle, lo mismo con los pantalones y algunos zapatos. Con una de las pesas que utilizaba para –según él– hacer ejercicio rompí los espejos, el cancel del baño y de paso su amada MacBook Air, para finalizar mi acto teatral corté los cables del internet. Aun enojada recogí mis cosas, las llaves y salí de ahí.
Una vez más le agradecí al guardia, entregué las llaves y nos despedimos, me subí en un taxi que curiosamente paso por donde estaba toda la ropa tirada, se sintió bien, pero esto no acababa aquí.
Horas mas tarde me encontraba en la entrada del club donde renací, tenia que hablar de negocios con algunos socios, mi pecador había dejado el loft y el club a mi nombre, no tenia familia, así que yo era la única en su testamento, fue un gesto de agradecimiento por cumplir sus deseos, era algo justo, algo reciproco. Ahora tenia que sacar adelante ese establecimiento, tenia una junta para discutir la renovación de contratos por las inversiones de los socios. Estaba nerviosa, mi primera vez tratando algo así, había acabado la carrera de economía hace un año y medio, pero había dejado mi trabajo hace cinco meses, así que no sabia como tratar a estas personas, debía dar una buena impresión. Estaba en la sala de juntas, lista para lo que me esperara, entraron dos hombres parecidos a mi mesías, no mucho pero el estilo era muy similar, cuando me vieron note algo en sus facciones, sorpresa o diversión, se acercaron a saludar, y casi me da un paro cardiaco cuando uno de ellos dijo "Tan bonita como siempre.", por el sonido de la voz supe que era el mismo tipo de hace un mes – ¿Te crees mucho, verdad? –, así que el otro hombre también había estado ahí.

ESTÁS LEYENDO
Los pecados de M.
RandomM. cumplirá con todos los requisitos para lograr una merecida estadía en el paraíso. Los pecados que la corrompen serán el pase hacia su libertad.