lo innecesario

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Semanas de excesos, todo el tiempo estaba bebiendo hasta desmayarme, antes de caer en la borrachera jugaba y me aprovechaba de quien se me cruzara, a veces pasábamos toda la noche o el día juntos, a la mañana siguiente cada cual por su lado, en otras ocasiones el pecado era rápido, espontáneo, casual. La variante dependía de cuanto me interesara, y de cuanto provecho podría sacarle. Gracias a eso conocí a muchísimas personas, me di cuenta que cada una de ellas era un universo distinto, cada técnica era diferente, la manera de dar o de querer recibir placer eran originales, todos tenían puntos débiles en distintas zonas, los gustos, los sueños, las metas, todo hacia que las experiencias fueran únicas.

Estaba feliz con lo que tenia hasta ahora, podía hacer y deshacer sin tener que dar explicaciones a alguien más, me sentía viva, disfrutaba de mis acciones sin arrepentirme o sin dudar del que pasara después.


"¿Que bebida me recomienda?" le pregunté al hombre de la barra, estaba en un bar distinto a los acostumbrados, hoy quería algo tranquilo, "Néctar", dijo, pedí un trago solo para probar, resulto que me gusto, más que eso, me encanto. Eso de "algo tranquilo" se había ido al mismísimo carajo, tres tragos después ya me sentían mareada y feliz, no era normal, estaba acostumbrada a tomar en grandes cantidades sin emborracharme a la primera, así que este Néctar era inusualmente bueno.

Regrese al loft tambaleándome, feliz con ganas de hacer lo inimaginable, al guardia le declare amor eterno, en el ascensor le baile al espejo y llegue al departamento gateando como fiera.

La mañana siguiente estaba como nueva, no tenia resaca y la energía estaba mas alta que nunca, así que volví al bar, pedí cinco tragos, los tome al hilo y espere a que hiciera efecto, una vez mas el éxtasis me alcanzo, arraso conmigo, y yo me deje, rendida ante el deleite.

"Si quiere, también servimos Ambrosía." ese nombre sonaba raro, pero lo acepte, minutos después me dejaron una jarra y una copa frente a mi, "La dejare aquí, esta es la comida y la bebida de los dioses, pueden tomar todo lo que desee." eso que dijo me convenció, me cautivo, obviamente me iba a aprovechar de los manjares ofrecidos, cuando lo pobre sentí un orgasmo gustativo, me quede pasmada, en realidad el sabor era envolvente, una explosión en el paladar, así era la comida que disfrutaban los dioses, y hoy me convertiría en una de ellos . Según lo que me dijeron eran las tres de la mañana y yo seguía comiendo. "¡Esto es el paraíso transformado en comida!".


Fueron veintiún días de acudir al mismo bar, excederme con el Néctar y la Ambrosía, me gaste un dineral, hasta ese momento no había tocado ni un solo peso del dinero que había generado con el club, así que todos los gastos afectaban directamente a mis ahorros. Yo estaba feliz, ¿Como dicen? Barriga llena, corazón contento.

El ultimo día que disfrute de mi gozo invite a todos los que estaban en el bar a probar un poco, me sentí como en la ultima cena, "¿Y tan siquiera tienes hambre como para comer todo eso?", pregunto un desconocido, solo negué con la cabeza, porque era la verdad, yo no tenia ni un poco de hambre o sed, simplemente lo hacia por el placer que me generaba consumir. "Pero se supone que ingerir tanto, sin tener necesidad, es pecado, ¿No?", me reí, pecados, desde hace tiempo había estado sumergiéndome en ellos, si conocieran mi historia seguro dirían que ya no soy digna de gozar el cielo prometido por Dios y, ¿Saben qué? Me importa un carajo, "Me iré al infierno entonces."





Su vino es veneno de serpientes, y ponzoña mortal de cobras.
Deuteronomio 32:33


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Gula: Es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o con la bebida, el glotón continúa ingiriendo alimentos sin sentir hambre.

Los pecados de M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora