El bailarín de en frente

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Bailarín, piel bronceada, ojos marrones, cabello oscuro y contextura delgada.
Era el primer día en que Kyungsoo decidió escribir sobre él, el chico del edificio de en frente. En su libreta podía dar los datos más superficiales sobre aquel chico, pues era lo único que sabía de él.
Lo hacía con motivos de estudio, claro.

Kyungsoo, estudiante de baja estatura, tez blanca, cabello castaño, ojos oscuros y grandes. Estudiaba psicología, un tanto paradójico, ya que nunca supo cómo entender a los demás. Ni siquiera a sí mismo. 
Estaba haciendo un experimento de desarrollo social, debía observar a una persona a elección durante tres meses y escribir sobre ella para saber cuánto puedes conocer a una persona con sólo mirar sus acciones. A su parecer, una tarea un poco psicópata.
Debía cumplir con algunos requisitos, tales como no haber tenido contacto previo con aquella persona y tampoco conocerla en el proceso.

"Sería fácil" pensó.

Kyungsoo trabajaba medio tiempo en una pequeña cafetería cerca de la universidad, frente a ésta se ubicaba un edificio viejo donde siempre veía a un chico entrar rápidamente. Al parecer siempre iba con prisa. No había día en que no fuera allí. A veces lo veía muy cansado e incluso enfermo, pero seguía ahí. Habían días en que Kyungsoo se quedaba hasta tarde en el trabajo, pues debía limpiar y cerrar la cafetería, y aún así lo veía salir tarde del edificio, cansado y con mucho sueño.

Un día se decidió a saber por qué  ese chico iba sin falta al edificio que, por cierto, tenía un aspecto de abandono. Un día luego del trabajo se adentró en la estructura, silenciosamente abrió la puerta principal, y se llevó una sorpresa; aquel edificio abandonado no era como él creía, pues por dentro era una maravilla y era reluciente, aunque la luz de un día nublado no ayudaba mucho a embellecer el lugar. El pequeño sintió un agradable sonido y lo siguió. Cuando estuvo más cerca pudo asegurarse que ese sonido era música que provenía de un salón. Abrió la puerta cautelosamente, asomó su cabeza y cuando pudo al fin ver qué había dentro, se encontró con el chico al que buscaba.
Bailaba con una pasión inimaginable y estaba cubierto en sudor. De pronto se detuvo la música y D.O se apresuró en salir del lugar.

Desde ese momento le gustó llamarlo "el bailarín de en frente", apodo muy poco creativo pero...sonaba bien para él.

Se dedicaba a mirarlo sólo por curiosidad, le parecía interesante. Cada vez que podía verlo aprovechaba muy bien la oportunidad y lo miraba detenidamente, cada uno de sus movimientos. Kyungsoo veía al bailarín de en frente como un enigma. Cada movimiento era misterio y la conclusión era su sorpresa. Fue por esto que decidió tener una razón para mirarlo tan intensamente, como llevaba haciendo hace quizá unos dos meses.
Cualquiera hubiera pensado que quería atravesarlo con la mirada.

Aunque Kyungsoo no podía creerlo, un día que parecía cualquiera, el chico se presentó en la cafetería, casual y relajado, como nunca antes. Se sentó en una mesa pequeña junto a la ventana y esperó su atención mientras observaba el paisaje disponible. D.O pensaba en ir a atenderlo, pero ese no era el sector al que debía atender durante esa semana, por lo que se tuvo que conformar con mirarlo desde el mesón. Su mirada casi le calaba el alma.

Luego de ésta vez el chico se convirtió en un cliente frecuente. Iba muy seguido, sin embargo, Kyungsoo no había podido atenderlo nunca.

–Cosas del destino –Dijo para sí en un susurro mientras preparaba un café.
–¿Qué cosas dices, Dodo?– Dijo burlonamente su compañero de trabajo: Sehun. Era un idiota, respetando cada una de sus letras. Aún así era muy inteligente y talentoso, aunque nadie lo notara, era algo así como una piedra preciosa disfrazada de roca. Ese idiota estaba perdidamente enamorado de un joven chino llamado Luhan, a quien conocía hace tres años y todos ellos los pasó agonizantes ya que no se atrevía a confesarse de una vez por todas.
– Eso no te incumbe –Dijo el mayor de manera cortante.
–Aish... ¿Qué te tiene molesto?– Preguntó Sehun.
–Nada en especial –Dijo Kyungsoo mientras miraba al bailarín, quien estaba sentado en la misma mesa que siempre. –Sólo es como si estuviera meditando todo el tiempo. – Dijo secamente, confundiendo a su amigo.
Cada vez que miraba al chico de en frente entraba en una especie de trance que hacía que olvidara todo a su al rededor.

Le intrigaba mucho. Iba, se sentaba y tomaba un café mientras miraba hacia fuera.

Kyungsoo quería saber qué pasaba por su cabeza, realmente quería saberlo todo sobre ese chico.
Sehun se pudo dar cuenta de cómo D.O miraba al chico de la ventana. Lo conocía muy bien como para no saberlo, su amigo casi lo quemaba con la mirada. El joven mesero sólo pudo esbozar una sonrisa y seguir con lo suyo, no quiso decir ni hacer nada al respecto.
–Aigoo, este chico. – Dijo Sehun sonriendo mientras secaba una taza.

Mi único alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora