🌴 Secret Paradise // [itabowl] || TERMINADA

01| Bienvenido a Secret Paradise

Advertencia: Este capítulo contiene escenas con ligero striptease y lenguaje vulgar. Sí eres sensible a alguno de estos temas, por favor, recomiendo leer con discreción. La idea es que te sientas cómodx. Tengamos una lectura segura ;)

¡Aviso!: Recuerda colocar la música cuando aparezca "[🎶]" en pantalla. No es obligación hacerlo. Del mismo modo, puedes reproducirla desde antes, sí deseas.

Recomendación: Para una experiencia más real en cuanto a la música, ¡utiliza audífonos/auriculares!

¡Disfruta de la lectura!

...

―El otro día, mientras iba caminando por los pasillos, le oí a una chica hablar muy emocionadamente sobre una tienda de ropa que había sido abierta hacía poco y que su contenido era demasiado perfecto ―expresó con tranquilidad una joven de corta melena castaña, sentada en el cosquilloso pero suave pasto del establecimiento―. Y yo, como buena chica que soy, no pude resistirme a ayudar a aquel emprendimiento novato, por lo que fui a visitarlo.

Su amigo de cabellera carmesí soltó risillas al escuchar las palabras de la fémina.

―¡Y dios mío! Fue lo mejor que pude haber realizado. Esa es una de las razones por las cuales cuchichear a hurtadillas trae sus frutos. Nunca sabes lo que encontrarás ―declaró la pelicastaña, con sus orbes chocolatosos rebosantes en alegría―. En serio, chicos, es ropa de calidad ―dijo, sobre todo haciendo énfasis en el último vocablo―. La variedad es inmensa, hay para todos los estilos. Además, los materiales con los que las prendas están hechas son excelentes y los precios no rebalsan de lo exagerado. Deberían ir darse una vuelta por allí. Seguro encontrarán algo de su preferencia.

―¿Cómo sabes que la ropa es realmente buena, si fuiste a comprar el sábado pasado? Apenas estamos a miércoles ―inquirió el joven de cabello azabache punzante, observándola con cierto recelo.

―Oh, maldito Megumi ―bramó Nobara con un enfado juguetón―. ¡Tú y tus preguntas! ¡Lo importante era alagar a la tienda y a sus productos! ¡Arruinaste toda la pasión! ―Lloriqueó falsamente.

Megumi no mencionó nada más y se mantuvo en completa parsimonia.

―Bueno... Megumi tiene un punto. Pero no te preocupes, a medida que vayas utilizando la vestimenta verás qué tan efectivas son ―apoyó el pelirosado.

―Sí, tienes razón. ―Asintió la de mechones lisos, medianamente desanimada. Sin embargo, todo sentimiento de tristeza se esfumó cuando se le vino a la cabeza una gran idea―. Quizás ahora no les plazca demasiado debido a lo ocurrido, pero ¿por qué no vamos este fin de semana a ver un par de cosas por ahí los tres juntos?

El dúo de varones se miró de reojo.

Sabían que su amiga, en los peores de los casos, podía ser una compradora extremadamente compulsiva cuando se trataba de ropa. Si no fuera porque ésta tenía límites, probablemente cargaría bolsas y bolsas de diversos textiles a cada momento ―hecho que hacía, aunque no con tanta recurrencia―.

No obstante, comprendían que a Kugisaki le fascinaba tal actividad y se entretenía en ello, y si la fémina los había invitado a un caso que podría considerarse personal, era porque, en definitiva, ella anhelaba convivir con quienes estimaba en una ocupación que a su persona agradaba. Por supuesto, no podían negarse. Después de todo, en una de esas lograban conseguir algo que les gustase, tal como mencionó la pelicastaña.

―No se sientan obligados si no desean asistir ―mencionó la de melena lisa.

―No, descuida, Kugisaki. Nos apuntamos. ―El de ojos marrones con destellos ambarinos fue el primero en dar su opinión.