CAP9-"Emoción VS Razón."

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Cuando Agni se separó, me miró como quien ve a un familiar que se fue del país, como quien se reencuentra con su mejor amigo de la prepa, como si me extrañara. Y no entendí si era una mirada para mi yo bebé y mi yo de ahora, o para Paige.

–Ahora, tienes que ir a dormir. Te noto la carita –me dijo riéndose, me uní a él y asentí al mismo tiempo.

Así que me acomodé la bata, suspiré y me encaminé a la puerta, pero antes de salir me volteé y con la mejor sonrisa que el sueño me permitía esbozar, le dije:

–Gracias, Agni. Buenas noches.

Él me devolvió la sonrisa, un tanto más despabilada que la mía, y con un toque de comprensión en ella.

–Siempre, Peque. Buenas noches.

Llegué a mi cuarto, y me dormí pensando en muchas cosas al mismo tiempo, pero el pensamiento más resaltante en mi mente, eran unos ojos avellana, unos que hubiera querido seguir viendo.

***

Pasaban los días. Mi nueva normalidad estaba a empezando a dejar de tomarme por sorpresa...

Casi.

Resultó que reparar armas era más difícil de lo que había pensado, Orson tenía una paciencia infinita, y parecía divertirse un poco con mi, también infinita, torpeza para este tipo de cosas –por favor, me costaba la tecnología humana, no digamos la alienígena, no me juzguen –. ¿Algo que sí se me daba bien? Los entrenamientos. Tenía buena puntería con las condenadas armas que era incapaz de reparar, y había empezado hacía un par de días con el combate cuerpo a cuerpo.

Me había enfrentado a todos menos a Orson y Phinie; esta última porque aseguraba ser incapaz de verme como un objetivo a neutralizar, y Orson era demasiado descomunal y yo demasiado pequeña y a Agni le daba miedo, ya que yo era humana. Nadir era con quien más me gustaba pelear, pues era el más entusiasta, y aun así, yo le había ganado.

Yo le había ganado a todos, de hecho. Agni me había dado un poco de teoría y estrategia, unos movimientos y la fuerza que debía emplear. Me había enseñado a evaluar a mi oponente antes incluso de que atacara. No era muy fuerte, pero era rápida y ágil, sabía por dónde esquivar los agarres y escabullirme. Agni seguía diciendo que parecía un talento natural, mientras que Phinie decía "Lo trae en la sangre", cosa que me hacía sentir algo mejor.

En un 85%, mi vida iba relativamente bien. Pero ¿y el otro 15%?

Sí, bueno. Eso se resumía en una palabra.

En un nombre, siendo exacta.

Hudson.

Bueno, con él tampoco había peleado. Básicamente porque me había dedicado a hacerle la ley del hielo, y fue más difícil de lo que pensaba, cosa que solo es posible entender para aquellos que alguna vez han intentado no hablarle a su mejor amigo. A esa persona a la que le cuentas todo, con la que tienes millones de chistes internos, con la que has formado un lazo tan fuerte, que si tarareas una canción en tu mente, esa persona la empieza a cantar.

Algo que ya había pasado, de hecho.

Yo estaba sentada en la mesa, examinando un papelerío que Phinie me había dado, mientras que Hudson, justo delante de mí, estaba arreglando un arma. Mi mente comenzó a divagar y me puse a recordar la letra de una canción que me gustaba mucho, en mi cabeza. Y él empezó a susurrarla sin ritmo, como dictándomelas: "'Cause if we lost our minds and we took it way too far, I know we'd be alright, I know we would be alright. If you were by my side..."  Me quedé mirándolo con la boca abierta, pero como me ganaba el orgullo, no le dije nada, ni le sonreí. Me levanté y me fui a mi cuarto, sintiendo sus ojos sobre mí en todo momento.

ORIÓN: La realidad del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora