Capítulo 5

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Kilian Klein

Mierda, Mierda y más mierda.

Después de decir aquel "eres nuestra", salí corriendo como un auténtico cobarde. 

Abril se quedó en el agua, inundando sus pensamientos con ideas erróneas ya que, jamás acertaría lo que realmente significaba aquello. Ella no sabía lo jodido que era juntarse con los Klein y salir indemne.

En cambio, yo caminé hasta donde se encontraban los demás miembros de la manada. Aiden, Mike y Noah, quienes hablaban entre susurros. Como siempre.

- Se ve tierna- Habló Mike, mirando fijamente el suelo, sin levantar la mirada debido a que en sus mejillas empezaban a sonrojarse.

Mike siempre había sido así de tímido y inocente. Poseía esa aura pura que tenían los niños pequeños. Si no lo conociera, realmente pensaría que ese sonrojo es debido a una tontería pero, estaba seguro de que se la estaba imaginando debajo de ella, gimiendo y jadeando. 

- Está buena. Tiene unos ojos preciosos y un cuerpo moldeado. Es obvio que todos nosotros nos hemos fijado en ella, hasta los dos trenes se han fijado.- Comentó Aiden, restándole importancia mientras movía su cabello rizado con frustración. 

Aiden odiaba integrar a miembros a la manada, era una persona muy desconfiada que no aceptaba a cualquiera en su círculo más íntimo. Era como Leo y yo. En cambio, las chicas, Mike y Noah entraban en confianza rápidamente. Algo que nunca entenderé.

- Kilian y Leo se ven interesados en ella.- Escuché decir a Noah, lo que ocasionó una sonora carcajada de mi parte. Los tres miraron a mi dirección, sintiéndose avergonzados por haber sido escuchados.

- ¿ A los tres os interesa la nueva? Está captando la atención de todos, incluso la de mis hermanos.- Hablé con arrogancia, queriendo marcar territorio sobre ella pero, la verdad, era que no tenía razones para hacerlo. 

Ella no era mía, aún.

Mike frunció el ceño, Aiden sonrió como si le divirtiera la situación y Noah rodó los ojos. 

No me interesaba ninguna chica, no después del accidente. Antes podía estar con cualquiera, tenía novia y me interesaba ser uno de los más reconocidos en toda la universidad. Ahora, después de haber sobrevivido a aquello, solo me interesaba beber y divertirme. No quería aguantar a rubias tóxicas ni a los míticos gilipollas de clase. Debido a eso acudía muy poco a la universidad, ya que, prefería quedarme en el psiquiátrico encerrado en aquella habitación que me asignara mi madre.

Katherina Klein, una de las mejores psicólogas de todo Estados Unidos, quien era dueña del Joseline Kland.

Toda mi familia aspiraba a buenos trabajos, como mis padres. Mi madre, una prestigiosa médica; Mi padre, un reconocido abogado. Mis hermanos seguirían sus pasos. Kendall quería ser cirujano, y Kael, policía. 

Y bueno, yo ya tenía la vida echa mierda, así que aspiraba a morirme de sobredosis o, peor aún, suicidándome en un puente para dejar de tener que lidiar con esta gris existencia.

Sin esperar respuesta de alguno, salí de allí. Vistiéndome de forma rápida y colocando un pitillo en mi boca, volviendo a ser el tren de la manada, volviendo a ser el antisocial al que todos criticaban.

No me importaba. Estaba acostumbrado a esto, estaba acostumbrado a las críticas y susurros llenos de odio.

La única persona que realmente me importaba, más que mis hermanos y mis padres, se llevó con él la parte más sincera y feliz de mi. Asher me destruyó completamente.

El Recuerdo de Abril Jones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora