Sus labios se curvaron de una forma macabra que ocasionó una sonrisa hipócrita en mi rostro ante las acciones del rubio. Sus dedos parecían temblorosos debajo de aquella camisa de fuerza que me impedía ver más allá. Estaba luchando por liberarse y yo se lo iba a conceder como persona caritativa que era.
No te lo crees ni tú.
Me acerqué lentamente a su anatomía de nuevo, llevando mis manos hacia su torso para poder desabrochar con paciencia la camisa, observando como el rubio se desesperaba ante mi tacto, cegado ante el deseo de soltarse y matar a cada quien que se cruzara en su camino. Conocía demasiado a las personas que sufrían de sociopatía, ya que eran inestables y solían ser cegados por sus deseos y ambiciones.
Sus ojos azules tenían un destello que lo caracterizaba de los demás Klein.
Asher Peterson Klein tenía aquel destello de malicia y picardía que le faltaba a sus primos. Ahí estaba la gran diferencia.
Kendall reflejaba positividad y felicidad; Kilian reflejaba la negatividad y, a su vez, la inseguridad; Kael transmitía seguridad; en cambio, Asher transmitía inseguridad y perversión.
Cada uno de ellos era diferente a su manera, pero todos compartían algo: los secretos de su familia.
- Date prisa, muñeca- Canturreó, como si la situación le pareciese divertida y a la vez arriesgada, lo que me dejó apreciar el entusiasmo que emanaba de sus ojos. Solo él sabía que estaba pasando por su cabeza retorcida. Ignoré aquel estúpido apodo y continué con lo que tenía entre manos.
Cuando su torso definido estuvo totalmente expuesto ante mi, aprecié cada pequeño detalle: las pequeñas cicatrices y alguna que otra herida. Aparté la mirada hacia sus tobillos, donde se apreciaban heridas y hematomas recientes debido a las cadenas de acero que estaban ejerciendo demasiada fuerza sobre ellos.
Las abrí con ayuda de unas llaves que había cogido en la ala principal ( más bien robado), pudiendo así dejar completamente liberado al monstruo que tanto se había esforzado por conocerme. Pudiendo apreciar a la bestia de la que tanto temía Kilian, su sombra.
Los pasos de Asher se fueron acercando a mi anatomía con curiosidad, como si estuviera deleitado por este momento, como si realmente fuera un paso por delante de mi.
Querido Asher, yo siempre conoceré tu siguiente movimiento antes de que hagas el anterior.
Su mirada no se despegaba de mi anatomía y sus pasos fueron acercándose cada vez más a medida que pasaban los segundos, como si quisiera acorralarme como a una presa. Pero tristemente, yo no estaba echa para ser cazada debido a que siempre había sido una cazadora. Una de las mejores.
- Abril Jones Moreau-Pronunció mi nombre completo leyendo la placa que me había entregado su tía mientras eliminaba su sonrisa, dándose cuenta del fallo que acababa de cometer conmigo- eres tú la psiquiatra que he pedido hace unos días, ¿estoy en lo correcto?- Asentí con suficiencia, queriendo volver a apreciar como aquella sonrisa macabra se borraba ante el monstruo que tenía ante él.
Me examinó por unos segundos, sintiéndose extraño por apariencia física ya que visualmente me veía como una adolescente normal, sin ninguna rareza que indicara que tenía algún trastorno mental.
- ¿ Podemos salir de aquí? Hay demasiados asuntos que debemos acordar.- Me preguntó mientras intentaba vestirse con alguna de las prendas que tenía en la única cómoda de la habitación.
Una camisa completamente negra cubrió su torso, mientras que su pantalón antiguo lleno de sangre y suciedad fue intercambiado por un vaquero rasgado que se le ceñía al cuerpo. Se despeinó el pelo de manera casual y en sus pies se calzó unas botas.
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El Recuerdo de Abril Jones ©
Misteri / ThrillerAsher Peterson era un sociópata que quería matar a la pequeña peli negra y torturarla hasta su último suspiro, en cambio, Kilian Klein era el único que podía cuidarla y alejarla de su sombra, protegiéndola de una forma indescriptible, pero única.