Capítulo 6

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Miré el reloj por última vez mientras me aseguraba de que mi uniforme se viera bien. Mi pelo lo dejé caer sobre mis hombros en forma de cascada, intentando que se viera menos rebelde, pero aquello no fue posible.

Sobre mis labios reposaba un tono rojizo que me recordaba al color de la sangre: oscura y grumosa.

Recogí mis cosas guardándolas en la mochila cuando recibí un mensaje de Miriam, la pelirroja, avisándome de que ya estaban esperándome abajo de mi edificio en el coche de Jess.

Al llegar abajo, me subí rápidamente en el mercedes gris, apreciando que Jessica conducía y a su lado se encontraba Aiden, quien miraba su teléfono con una mueca aburrida. En cambio, en la parte trasera se encontraban Mike y Miriam, los cuales hablaban animadamente entre ellos.

- Espero no haberos echo esperar mucho- Hablé consiguiendo la atención de todos los presentes en mi.

Sinceramente, la culpabilidad no era algo que podría sentir en algún momento. No podía sentir absolutamente nada y aquello, en cierto modo, me encantaba porque sabía que jamás conseguirían descubrir mi verdadero yo.

- No, solo unos minutos. No hay problema con ello, querido mes del año- Escuché decir a Jessica e inmediatamente todos soltaron una carcajada, a excepción de Aiden quien se mantenía igual de serio que el día anterior.

Aiden era todo lo contrario a su hermana. Jessica era divertida y siempre intentaba hacer reír a las personas. En cambio, Aiden era más callado y no hablaba para decir cualquier tontería. Se notaba que pensaba sus palabras de forma meditada antes de soltarlas por su boca.

- Debemos irnos o llegaremos tarde. No nos podemos permitir eso, Jessica.

Su hermana rodó los ojos con diversión por su intención de controlar la situación y yo solamente puse una sonrisa angelical, o por lo menos aquello intenté porque no sabía que era ser angelical por más que lo intentara.

Un ángel no puede llevar sangre en sus manos y las mías están llenas de ella.


El trayecto fue entretenido. Las bromas de Mike hacían reír a Miriam, quien tenía una risa tan espantosa y sonora que hacía reír a los demás, incluyendo a Aiden. Yo, por supuesto, fingía una risa tan sincera y ligera que cualquiera pensaría que no tenía ningún trastorno en la cabeza.

Cuando llegamos, cada uno fue a sus respectivas clases. Jessica se despidió con un beso y fue directa a la clase de inglés, Aiden fue hacia economía sin ni siquiera dirigirnos la mirada y Miriam se despidió de forma sonora saliendo disparada hacia el aula de biología.

Mike se quedó delante de mi sin saber que gesto hacer o como mirarme siquiera y, por un momento, sentí un pequeño ápice de diversión que se convirtió en pena.

Por un momento, pensé que podría sentir. Que irónico.

- Bueno...- Escuché su voz e intenté fingir el rostro más tierno y preocupado posible para decirle lo siguiente.

- Deberías irte ya, Mike. Llegarás tarde y eso es lo que menos quiero.- Conseguí soltar, creando un pequeño puchero con mis labios y consiguiendo que Mike entrara en confianza rápido.

Si consigues que tu objetivo piense que eres vulnerable, va a protegerte, sin saber que se encuentra en peligro. Es algo que siempre me recordaba mi subconsciente, haciéndome saber que ganaría más fingiendo esa estúpida y linda personalidad antes que siendo mi verdadera yo. Una persona fría, manipuladora y calculadora.

Mike asintió, mirándome como si fuera un tierno cachorrito y, sin pensarlo demasiado, se acercó a mi anatomía y me abrazó con efusión para despedirse como si nos conociéramos desde hace años y aquel gesto ocasionó una tensión en mi cuerpo. Odiaba los abrazos porque ocasionaban sentir la piel caliente y sudada de los demás y, en ese momento, solo pensé en un bonito cuchillo atravesar su laringe mientras luchaba por quitárselo. Una escena que recrearía más adelante si tenía la oportunidad.

El Recuerdo de Abril Jones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora