CAPITULO 13 "¿QUIERES SER MI NOVIA?"

297 24 7
                                    

CAPITULO 13

Trato de bajar de la espalda de Max pero él me lo impide y sostiene con más fuerza mis piernas aprisionándome contra él. Veo con nerviosismo a Mateo, él no me mira, su mirada está fija en Max quien lo mira sonriendo.

–Max, bájame por favor. –Murmuro para no llamar más la atención.

Max sonríe y niega con la cabeza. Me muevo incomoda en su espalda en un intento de hacer que me suelte. Max camina hacia el interior del cine conmigo en su espalda ignorando completamente a Mateo, quien se queda de pie en su lugar. Soy consciente de las miradas curiosas sobre nosotros pero en este momento la única mirada que me interesa es la de Mateo.

Cuando volteo a verlo para pedirle ayuda, veo como sus manos se vuelven puños y se marcha sin mirarme. ¡Esto no me gusta nada!

–Max ¡bájame ahora mismo! –Grito enojada.

Él se detiene y hace lo que le pido sorprendiéndome, pensé que no me haría caso y seguiría caminando sólo para  enfadarme. Estoy a punto de ir tras Mateo, pero Max se me adelanta. Me toma la mano y me jala hacia donde venden los boletos.

–Max, necesito hablar con Mateo. –Digo nerviosamente.

–De acuerdo, te dejaré ir con una condición –Dice sonriendo malévolamente.

Él y sus condiciones, seguramente va a ser algo que no me conviene en absoluto.

–¿Cuál?

–Tendrás que venir al cine conmigo después, el día que yo diga.

–Trato hecho.

Estiro la mano para estrecharla con la suya, es ridículo pero en el momento me parece divertido. Max toma mi mano y me jala hacia él. Sonríe y besa mi mejilla, enseguida suelta mi mano y se aleja caminando hacia el otro extremo del cine como si nada hubiese pasado.

Me quedo confundida un par de segundos, pero luego recuerdo que tengo que hablar con Mateo. Salgo a toda prisa del cine y corro por el centro comercial tratando de localizarlo. Las personas me miran de forma extraña cuando paso a su lado corriendo.

Me detengo afuera de una tienda de mascotas y observo detenidamente el lugar, definitivamente no hay rastro de Mateo. A unos metros está una de las salidas hacia el estacionamiento, camino con prisa hasta ahí y a los lejos lo veo entrando en su auto para irse.

Corro hasta ahí y logro detenerlo antes de que se vaya. Su mirada se detiene en mí y noto como se vuelve fría. Camino hasta su ventanilla, esta vez con más calma para reponerme.

–¿Podemos hablar? –Digo con la voz entrecortada a causa de mi respiración agitada.

Él no me responde inmediatamente, tarda unos segundos en silencio que para mí son eternos.

–Sube. –Responde fríamente.

Rodeo el auto y subo al auto como me pidió, Mateo no me mira, su mirada está fija al frente y sus cejas están fruncidas.

–No es lo que parece –Murmuro con nerviosismo.

–¿Entonces qué es? –Exclama enojado.

–Es… una larga historia.

La mirada fría de Mateo hace que me ponga nerviosa y no encuentro las palabras correctas para expresarme.

–Estoy enfadado en este momento Abril, tal vez deberíamos hablar después.

– ¿Estás celoso? –Sonrío ligeramente ante la idea.

–Pues… sí, estoy celoso –Admite – No es muy agradable que la chica que te gusta esté en brazos de otro tipo.

Una sensación agradable se alberga en mi interior al saber que él está celoso y que gusta de mí, inevitablemente sonrió y me gano una mirada atemorizante de él. ¡Sí que está enojado!

–Entre él y yo no hay nada, solo es un amigo.

–Tal vez él piensa algo diferente.

–Lo que importa es que no es nada más que un amigo, el único que me gusta eres tú.

Su ceño fruncido se relaja un poco y me tranquilizo, noto un indicio de sonrisa en sus labios y me dan ganas de besarlo. En realidad yo siempre tengo ganas de besarlo.

– ¿Por qué te estaba cargando en su espalda? –Pregunta de repente.

–Robó mi teléfono y yo lo ataqué por la espalda –Sonrío divertida al recordar la escena –Después él no dejó que bajara  –Me encojo de hombros.

Sus cejas se fruncen al verme sonreír y decido dejar de hacerlo, estoy avanzando y no quiero arruinar todo.  Afortunadamente Mateo ya no está tan enojado, o al menos eso creo yo.

Un silencio incomodo se adueña del momento, Mateo me mira  atentamente y yo no sé cómo reaccionar. Sus ojos penetrantes hacen que me ponga nerviosa y aparto la mirada.

–Hay algo que debo preguntarte, tal vez no es el mejor lugar para hacerlo pero si es el mejor momento. –Exclama sin dejar de mirarme.

– ¿De qué se trata?

– ¿Quieres ser mi novia? –Lo dice con tanta tranquilidad que me deja sin palabras. En su rostro se dibuja una hermosa sonrisa, una sonrisa genuina.

Siento una sensación extraña en mi interior, tal vez lo que dicen de las mariposas en el estómago es verdad. Todo en él me gusta, sus grandes y oscuros ojos, su nariz perfecta y esos labios tan apetecibles, estaría loca si dijera que no.

–Me encantaría –Respondo sin dudar.

Su sonrisa se ensancha y la mía igual. Es increíble como todo el drama anterior ha quedado en el pasado. Ahora el único sentimiento que existe es la alegría y la emoción.

Tal vez es muy apresurado, hace tan poco que lo conozco pero no me importa. Luego de unos minutos decidimos salir de ahí e ir a festejar juntos. Mateo conduce hacia su departamento y en el transcurso recibo un mensaje. Saco mi teléfono para ver de qué se trata y me pongo nerviosa al ver que es de Max, él me agrada en vedad, pero no quiero tener problemas con Mateo.

De: Max

Mañana a las siete. Yo paso por ti.

Bueno, eso definitivamente es un problema. Tal vez debería romper mi promesa y no ir. Durante el camino le doy vueltas al asunto, no quiero sacar el tema y arruinar el buen momento.

Unos minutos más tarde estamos afuera del edificio donde vive mi novio. ¡Ah! Qué bien se escuchan esas dos palabras.

Mateo me sorprende cocinando para mí, no es algo muy elaborado pero para mí es especial, muy especial.

–¿Te gustó? –Pregunta mirándome mientras termino con la comida.

–Digamos que podría vivir comiendo esto todos los días. –Sonríe complacido por mi respuesta.

–Podría vivir cocinando para ti todos los días. –Ahora soy yo la que sonríe como tonta.

No hacemos nada fuera de lo común, hablamos sobre nosotros y nuestros gustos. Descubrimos que tenemos muchas cosas en común, la música y pasatiempos. Las horas pasan volando y cuando miro el reloj colgado en la pared, me doy cuenta que ya casi es media noche.

Mateo me lleva a casa y nos despedimos afuera de su auto. Me besa de una forma que hace que desee regresar con él a su departamento.

Cuando logramos separarnos, entro al edificio y subo las escaleras para ir a mi piso. Es imposible borrar mi sonrisa idiota, suspiro y entro a mi departamento. Ha sido un día extraño y especial al mismo tiempo.

En cuanto lanzo mi bolso al sillón, mi teléfono vuelve a sonar.

De: Max

Necesito hablar contigo, es urgente. Estaré en tu departamento en diez minutos.

Miro y miro la pantalla de mi teléfono asimilando lo que dice el mensaje. ¿Qué podría ser urgente? 

M. EL CHICO MISTERIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora