Al borde del límite (Vhope)

12-. Fin

Apenas sentí la puerta, tomé mi abrigo junto a algunas cosas y emprendí rumbo tras de él. Lo vi tomar un taxi y con rapidez tomé uno seguido para no perderle el rastro.

Por primera vez, lágrimas caían de mis ojos, mas no sabía si aquello era causado por la rabia, el dolor o la traición -puede que fuera todo-. Ahora entendía mis suplicas de la noche anterior, lo necesitaba y se lo hice saber, le imploré, pero pareció no importarle en lo más mínimo.

Por esa misma razón mi decisión estaba tomada.

Mi corazón latió incesante hasta que llegamos a su destino y lo vi perderse al interior de una casa -en ese jodido momento sentí que aquello que aún resistía en mi interior se rompía completamente-.

No fui más que un iluso, hasta hace nada -aún- guardaba la esperanza de que parte de mi falla se arreglaría si Hoseok permanecía a mi lado -mi control de impulso parecía hacerlo de cierto modo, a pesar de explotar, había logrado contenerme hasta ahora de maltratarlo físicamente- y creía que, como esto, parte de lo demás también podía mejorar con el tiempo -era un jodido estúpido de mierda-. Si me contuve hasta ahora de golpearlo fue justamente para intentar evitar acabar con todo porque sabía que no era tan fuerte si es que llegaba a ocurrir. No me veía viviendo una vida sin él y eso era más fuerte, por eso me contenía -no por amor o por tener alguna mejoría-.

Fui un maldito idiota.

Todo estaba bien, de eso volvía a tomar consciencia ahora, todo marchaba con relativa calma hasta que él apareció en mi vida. Hoseok era el único responsable de mi deterioro mental, él fue el causante de todo ¿Cómo podría salvarme de mis demonios si él era quien los impulsaba a aparecer? Fui un puto idiota, me había cegado por mi dependencia a él.

Vivía en una maldita burbuja de necesidad.

Suspiré derrotado, pues todo finalmente parecía estar claro.

No sé cuánto tiempo estuve en la entrada, pero en un momento volví a la realidad y secando la humedad en mi cara, me adentré en el lugar. La puerta estaba sin seguro así que no tuve ningún problema al entrar. Todo se sentía silencioso mientras daba mis primeros pasos en su interior, pero pronto chasquidos y jadeos me guiaron hasta una habitación. Fue entonces cuando los vi a ambos besarse y rozar sus cuerpos completamente desnudos.

Parte de mi enferma mente agradecía de que el infeliz que estaba con Hoseok no fuera Namjoon, porque ahí sin dudas los hubiera torturado a ambos y desollado vivos.

Mi interior dolía, pero mi rabia y furia eran superior a eso. No quería creerlo, pero lo estaba viendo en primera persona. Hoseok me había traicionado y había faltado por completo a su palabra, por más que en infinitas oportunidades -a causa de mis celos- le dije cómo terminaría todo de ser así.

No pasaron muchos segundo cuando fue consciente de que me encontraba ahí de pie en la entrada, viéndolo con mi imperturbable rostro -mi puta fachada-. Se intentó alejar con prisa de aquel sujeto. Tenía miedo, lo sabía, tanto como él sabía lo enfermo que estaba yo. Temía mi reacción, pero no era solo eso lo que reflejaba su rostro, había culpa y tristeza ¿o es lo que yo intentaba hacerme creer?

- Hobi, Hobi, Hobi no lo entendiste ¿verdad? Te pedí algo sencillo, solo una cosa. Una y otra vez lo hice... Incluso llegué a rogarte, pero no te importó- pausé para reí sin ganas-... fui un idiota al intentar creer en tus palabras, ¡mírate!- le dije terminando por alzar la voz.

- Tae...- me dijo con sus ojos brillosos, aún con aquel sujeto sobre él.

- ¿Quién carajo eres tú?- habló el mal nacido en el mismo momento, viéndome con expresión confundida. Era claro que no tenía idea de quién era.