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Era un sábado por la mañana cuando un Mu Qing arreglaba los últimos detalles de su vestimenta, el día estaba soleado dando una sensación de que sería caluroso fuera. A pesar de eso, el peliplateado eligió un atuendo azul oscuro.

Habían pasado unos días desde que se contactó con Feng Xin  y terminaron fijando su encuentro en el departamento de este para ver cómo era y, si le gustaba, llegar a un acuerdo para establecerse con él. Viendo que era hora de salir y ya estaba listo, tomó su cartera junto con el celular que se encontraban en la cama.

No había dado un paso fuera de la habitación cuando abrió la puerta y se topó con los rostros de Xie Lian y su pareja: –Buen día, Mu Qing– saludó el omega.

Entrecerró los ojos mirándolos; ambos estaban parados en medio del pasillo, vistiendo ropa adecuada y eso era raro viniendo de ellos siendo un fin de semana, regularmente aprovechaban para quedarse encerrados en la habitación del Xie hasta ya llegada la tarde. Pero ahora eran las 9:10 am.

Sintiendo el silencio juzgador de su amigo, Xie Lian declaró: –Estaba pensando en acompañarte, ya sabes, para hacer las cosas menos incómodas entre ambos–

–¿Y él?– preguntó señalando a Hua Cheng.

–Haré mi buena acción del día llevandote en mi auto– contestó el acusado –¿No te sientes honrado?–

–Honrado se sentirá el que pueda patearte el trasero– Mu Qing bufó rodando los ojos.

–Bien, bien, ¿por qué no nos vamos?– irrumpió el único omega y sin dejar que alguno contestara los tomó por el brazo arrastrándolos entre los pasillos hasta la salida.

–Sinceramente– comenzó Mu Qing una vez estuvo sentado en uno de los asientos traseros –¿Por qué demonios vive tan lejos?–

–Él... no es alguien que pueda permitirse varias cosas– y aunque Xie Lian había tratado de ayudar al beta, este siempre se negaba argumentando que no necesitaba molestarse por él.

Mu Qing no tenía algún tipo de ego por tener más dinero, ese era trabajo de Wen Chao y su grupito de estúpidos, pero no pudo evitar arrugar el rostro y preguntar: –¿Dónde lo conociste?–

–En realidad lo conocí por San Lang–

–Aun me arrepiento de haberlos presentado– dijo el de rojo que hasta ahora estaba conduciendo en silencio.

–Wow, Hua Cheng teniendo amigos. Verdaderamente me sorprende–

–No soy su excelencia Mu después de todo–

Aunque dijo eso, Hua Cheng no pensaba que Feng Xin y él fuera exactamente amigos, eran más bien conocidos que mantenían una estable y extraña relación amistosa.

Ejem– interrumpió Xie Lian. Animó con la mirada a su pareja para hablar positivamente del beta y darle una imagen agradable.

"Oh amor mío, ni siquiera por que Feng Xin sea Dios a Mu Qing le caerá bien" pensó Hua Cheng.

–Como sea. Feng Xin y yo estuvimos en el mismo orfanato cuando éramos niños–

Resultaba ser que cuando Hua Cheng (Hong-er en esos tiempos) fue acogido por el orfanato bajo el ala de Huan Hua Corporation conoció a tres niños. Ellos ya tenían un tiempo viviendo en las instalaciones y seguían ahí por ser ya un poco mayores.

Conoció primero a un Luo Binghe de 11 años, él lo defendió de un grupo de niños mayores que intentaban quitarle las gomitas ganadas en clases. Ambos recibieron una paliza pero aun así lograron quedarse con los dulces, después Binghe lo llevó a su lugar secreto detrás de los dormitorios; con una toallita limpió su rostro y cuidó sus heridas. Desde ese día el niño rizado lo acompañó como un cachorro protector.

Inesperado (FengQing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora