Capítulo onceavo

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Sábado 21


21:30

Ni un solo mensaje nuevo.

Muy aparte de las múltiples notificaciones que tenía de sus redes sociales, no había recibido ni un mensaje de Minhyuk. Sanha tenía muchas ganas de poder abrir su chat y preguntarle si vendría a la casa de Myungjoon, que aún era temprano y sobraban bocadillos. Que el pastel seguía intacto y que si se le hacía tarde podían esperar por él. Tenía este cierta sensación, como un tirón en su pecho.

Como había dicho en la panadería, en voz alta, consideraba a Minhyuk un amigo. De ese tipo de amigos que conoces poco, pero esperas mantener el mayor tiempo posible a tu lado ¿entienden? Había sentido lo mismo cuando conocía a Jinwoo y Myungjoon en la primaria. Aún en aquellos tiempos Sanha era muy popular entre los niños de su edad, los maestros reconociéndolo en su habilidad de desarrollar casi cualquier materia impecablemente. Era el niño mejor portado, adorado por todos, no había día que lo vieras solo. La vida de Sanha era por fuera lo que muchos describirían como perfecta.

Sin embargo, era todo lo contrario.

Sanha llevaba un tutor personal para cada materia de la escuela, profesores todos egresados de las mejores escuelas del mundo. Todos con el grado de doctores en sus especialidades y que le exigían la perfección a cada instante. Él se esforzaba día y noche, día y noche, por alcanzar todos esos estándares y mantener su linda sonrisa para todos. Tenía una agenda muy ocupada para solo tener diez años de edad, tan ocupado como estaba por ser lo suficientemente perfecto para ella, su madre.

Él sabía perfectamente que no tenía mucho sentido recordar todos esos años de su vida, después de todo no había forma de que pudiese cambiarlos. Era precisamente en esta fecha que estas memorias volvían a acosarlo. Solo agradecía que, aún en ese hoyo de perfecta felicidad en el que se encontraba, pudo conocer a sus dos mejores amigos. No fue fácil salir de allí tampoco, la pesadez que sentía en su pecho en esos momentos se lo recordaba.

Con un suspiro volvió a guardar su teléfono en el bolsillo de sus jeans rasgados. Myungjoon y Jinwoo cantaban alguna canción de moda, micrófono en mano, mientras su abuela los alentaba desde el sofá. Además de ellos, cinco otras personas se encontraban en el departamento, Sanha los reconocía como amigos de la facultad de sus mayores. Le agradaba que estuvieran allí, así él podría escabullirse hacia el balcón y encontrar unos minutos de paz entre todo el alboroto de la pequeña fiesta. Tal y como estaba haciendo ahora.

Una vez se encontró en el balcón que quedaba más cerca de la cocina, cerró la puerta detrás de él y se sentó en una de las esquinas con esperanza de ocultarse lo suficiente. Aunque sabía perfectamente que a nadie le tomaría más de diez minutos encontrarlo una vez que se dieran cuenta que hacía falta.

La noche era fresca en contraste a los aún calurosos días de verano, pero ya quedaba poco tiempo antes de que las estaciones cambiaran. Volvió a tomar su teléfono del bolsillo trasero de sus jeans, no encendiéndolo inmediatamente, observando su rostro ser reflejado por la pantalla. Se había maquillado y arreglado un poco, no demasiado, solo lo suficiente como para animar su estado de ánimo y alentarse a sí mismo a ir a su propia fiesta de cumpleaños sin quejarse (cosa que su abuela agradecía). Aunque, a comparación del año anterior, esta vez sí tenía una razón para asistir.

Dicha razón parecía haberse desvanecido de la faz de la tierra, sin embargo.

- Aug, debí pedirle su número en lugar de darle el mío.

P A I N T《 Y.S.H. + P.M.H.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora