Prologo

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𝓟𝓻ó𝓵𝓸𝓰𝓸

El gran huracán de tantos problemas se había apaciguado por unos minutos, ahora, solo estaban ellos dos y eso les bastaba a ambos al igual que la gran compañía que se brindaban el uno al otro, aunque su relación no fuese nada normal y quizás no tienen mucho en común, siempre han estado allí el uno para el otro sin importar nada.

El soltó un murmullo de maldiciones y ella simplemente lo miraba divertida a punto de reírse en su cara.

—¿A quién se le ocurrió esto? —digo nervioso, mirándola.

—A ti. —me respondió ella con una pequeña sonrisa sobre sus labios.

La mire minuciosamente.

—¡Mierda! —formule en un murmullo mientras sobaba mis sienes—Esto es tú culpa. —la señale con mi dedo índice.

Ella se auto señalo y me miro indignada.

—¿Mía?, tú podías decir lo que te diera la gana, yo no hable por ti. —dijo con un poco de burla.

—Pero tú me presionaste para que hablara. —le conteste con mucha seriedad cruzándome de brazos sobre mi pecho.

La chica rodó sus ojos—A veces piensas mucho las cosas Zachary Jones, solo te di un empujón para que dejaras de pensar tanto. Deberías de agradecerme, mal agradecido.

Le saque mi dedo medio.

—Gracias por quererme ver morir, Kat. —ironice.

Ella simplemente se encogió de hombros—De nada, Zachary Jones. Luego que lo hagas me lo tendrás que agradecer mejor.

—Estás loca no lo pienso hacer, no quiero morir. —digo con gran exageración.

Ella soltó una gran respiración por la nariz—Zachary, estar loca no es malo, ser hipócrita y mentirosa sí.

Ella no le tenia paciencia a nadie, pero por extraña razón a él si, sacaba de donde no tenía.

—Además en algún momento de nuestras vidas vamos a morir. ¿Te imaginas si ningún ser humano muriera?, no todos cabríamos en el planeta.

Entre cerré mis ojos mirándola—Si piensas que te daré la razón estas completamente equivocada Kat. —una sonrisa divertida se poso en mis labios—Primero muerto antes de darte la razón.

Ella rió—Ves. —dijo en un hilo de voz—¡Vamos Zachary no hay nada que perder! —me dio una gran palmada en el hombro—Bueno sí, mi dinero, pero no me interesa en lo absoluto.

La mire mal.

—Esta bien. —accedí mirándola unos segundos—Pero si llego a morir no quiero que te sientas culpable. Quiero que te sientas como la persona que ayudo a alguien a cumplir uno de sus sueños y miedos, y que siempre estuvo ahí dándome un empujón. —sonreí.

Ella se encontraba mirándome como tonta.

—Quizás tu no vayas a dejar este gran mundo, puede ser que sea yo. Y si yo llego a morir quiero que sepas que eres una persona increíble, y no tengo como agradecerte por no dejarme caer en mis malos momentos y estar siempre allí, nunca llegue a pensar que tener a otra persona era tan importante hasta que tú llegaste. —hablo seguido de entrelazar su mano con la mía—¡Vamos a la aventura! —dijo seguido de correr, arrastrándolo a él a uno de sus sueños pero también a uno de sus grandes miedos.


𝒩𝑜 𝒥𝓊𝓏𝑔𝓊𝑒𝓈 𝒰𝓃 ℒ𝒾𝒷𝓇𝑜 𝒫𝑜𝓇 𝒮𝓊 𝒫𝑜𝓇𝓉𝒶𝒹𝒶 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora