𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒| ❝ She is the princess of Mingde ❞
Wong Lin conocida como la princesa y genio de la Universidad Mingde, regresa a Shanghái luego de cuatro años estudiando y trabajando en el extranjero.
Meteor Garden fanfiction.
[𝘔𝘦𝘵𝘦𝘰𝘳 𝘎𝘢�...
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CUATRO| ¿QUÉ DEMONIOS?
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ERA LA HORA DE ALMUERZO en la universidad, me encontraba de camino a la cafetería con paso rápido pues ya estaba llegando más tarde de lo que había avisado. Unos chicos bloquearon mi camino tímidamente para pedirme una foto con las manos temblorosas, suspirando y respirando agitadamente, acepté con una sonrisa. Retomé mi camino apurando el paso nuevamente, el camino se me estaba haciendo eterno.
Cuando por fin llegué, sentí la pesadez de la tensión del ambiente. Daoming Si tenía agarrada a la misma chica del otro día, Dong Shancai, por un brazo y Lei la sostenía por el otro. Al parecer, estaban discutiendo.
Meizuo reparó en mi presencia, respondiendo a mi mirada alarmada negando con la cabeza. No debía interferir, eso quería decir.
—Si, ya fue suficiente. —dijo Lei calmado, aunque se notaba la molestia en su tono de voz. Por lo menos yo lo notaba detrás de la tranquilidad que manejaba.
—No me digas que te gusta esta loca. —atacó con un tono demasiado alterado en comparación al del pelirrojo.
—Basta. —sentenció.
Divisé a Jing entre los chicos, tenía la mirada fija en Lei. Su expresión normalmente tranquila y alegre, ahora había cambiado a una que se podía describir como triste. Las comisuras de los labios ligeramente curvados hacia abajo, unas mínimas líneas de expresión en su entrecejo habían aparecido sin terminar de fruncir el ceño, los ojos brillosos y sorprendidos. No era normal en ella.
Más atrás estaban Ximen y Meizuo dedicándose una mirada sorprendida. Todos esperábamos que negara la acusación de Si, más no se molestó en hacerlo.
—Si eres mi amigo, suéltala. —advirtió, tirando nuevamente de Shancai.
Ambos tenían las manos fuertemente sujetas a las muñecas de la chica, a quien parecía comenzar a dolerle el agarre.
—Tu... ¡Suéltala! —exclamó al ver que Lei hacía caso omiso a su advertencia.
—No.
—¡Suéltenme! ¡Me están lastimando! —pidió Shancai, forcejeando para deshacerse de las manos que la retenían.
—¡Ya déjenla! —alcé la voz, acercándome a ellos, pasando al lado de Lei—. ¿Qué son? ¿Niños de cinco años? Dejen a la chica en paz.
Daoming Si posó su mirada en mí y luego en Shancai, como un perro acorralado. Lei no se molestó en siquiera mirarme, tenía la vista fija en Si.
—Daoming Si, suéltala. —pedí agarrándolo y tirando de él. Parecía más predispuesto a dejarla ir que el otro.
