Capítulo 3

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ASHLEY

¿Pero quién se creía para entrar a mi casa así como así?

Mi enfado no tenía límites. Me tiré en mi cama boca arriba y comencé a jugar con una pelota que tenia en mi habitación.

Oí la puerta abrirse y rápidamente me incorporé quedando sentada en la cama.

Me encontré con esos ojos negros que hace nada se habian metido en mi vida asi porque así.

—¿Qué coño estás haciendo en mi habitación?

—Alguien se ha levantado de mal humor —me levanté para enfrentarlo.

—¿No sabes lo que es la privacidad? ¿Y si me estuviera cambiando qué?

Él se rió y eso me enfureció más.

—Relájate, solo venía a presentarme como es debido, Ashley.

—¿Cómo decías que te llamabas?

—Kendall, Kendall Queen.

No pude evitar la risa.

—¿Queen? ¿Cómo reina en inglés? —él me miró a serio entrecerrando los ojos.

—Ni puta gracia, Harrison.

—Oh, perdon su majestad —bromeé y me incliné haciendo una reverencia sin dejar de reír.

—¿Te crees muy graciosa, Ash?

—No me llames así, Queen, solo la gente que me cae bien me llama así y tú no entras en ese grupo limitado de personas —lo miré desafiante.

—¿Ves? A este juego podemos jugar los dos.

—Sal de mi habitación, ahora.

—No.

—¿Quién crees que eres para meterte en mi vida de esta forma?

—¿Crees que yo quería venir aquí? Te equivocas Ash, todo esto ha sido idea de Margaret, yo estaba muy bien en mi caravana a mi rollo.

Lo miré seria sin saber muy bien qué decir y él siguió hablando.

—Tú siempre has tenido una vida perfecta mientras que yo vivía en una caravana con unos padres alcohólicos que pasan de mí, dudo que se hayan percatado de mi existencia.

No sabía que decir, el enfado había sido sustituido por pena y lástima.

—Yo...

Él soltó una risa sarcástica.

—Da igual, eso me ha hecho mas fuerte —se giro para mirar hacia la puerta y dirigirse a ella —. Intentaré permanecer alejado de tu vida perfecta.

No se por qué pero quería abrazarlo y decirle que lo aceptaba en mi vida. Pero no lo hice, permanecí quieta en mi sitio sin moverme viendo como él salía de mi habitación.

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Me quedé estudiando -o mirando el libro sin hacer nada- hasta que mi madre me llamó a cenar, bueno, nos llamó, me va a costar acostumbrarme a tener a alguien más en mi vida.

Me lavé las manos y bajé a cenar. Cenamos en un silencio algo incómodo hasta que mi madre decidió hablar.

—Bueno... Ashley, Kendall empezará mañana el instituto, estarás a cargo de que se integre y se oriente como es debido.

—Mamá, para eso hay una orientadora escolar —Kendall nos miraba con diversión.

—Ashley, ya he hablado así que harás lo que te he dicho.

Bufé con indignación y seguí comiendo en silencio.

Cuando terminamos de cenar ayudamos a mi madre a recoger la mesa y subí a mi habitación, oí los pasos de Kendall detrás mío así que hablé antes de entrar en mi habitación.

—Te equivocabas —murmuré dándole la espalda —. No soy perfecta... ¡Mi vida no es perfecta joder! —me volteé para enfrentarlo y me miraba con una muestra de confusión y ¿pena? —. Mi padre murió, a mi madre le ha costado mucho superarlo, de hecho, antes de que vinieras era la soledad personificada, ¡y yo siempre me esfuerzo por ser lo mejor de mí cuando está claro que soy un puto desastre! — no aguanté más y rompí en llanto.

Me giré para entrar a mi habitación pero antes de que pudiera cruzar la puerta unos brazos me abrazaron desde atrás. Él me abrazaba por la cintura mientras yo sollozaba en sus brazos.

Me alejé y me giré para mirarlo.

—Esto nunca ha pasado —hablé cortante y me miró con extrañeza —. La tristeza es una debilidad, no voy a darte el lujo de verme débil tan pronto, Queen —sonreí un poco.

—Vaya, ¿eso quiere decir que algún día lo haras?

—Algún día, pero tendrás que ganártelo, Queen.

—¿Si tú me llamas así yo puedo llamarte Zanahoria?

Me eché a reir.

—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no!

—¿Sabes? Lo iba a hacer igualmente, no se para qué pregunto.

—No, claro que no, si me llamas así te ignoraré.

—A tu madre no le gustará saber eso, Zanahoria.

Su sonrisa me estaba dando ganas de golpearlo.

—Buenas noches —me limité a murmurar y entrar a mi habitación.

—Buenas noches, Zanahoria.

Familia de acogidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora