ASHLEY
El fin de semana mi madre dijo que nos tenía una sorpresa y que preparáramos maletas.
—¿Estáis listos? —Pregunta mi madre antes de salir por la puerta de casa con su maleta gigante azul.
—¿Nos dirás ya a dónde vamos?
Se giró de golpe.
—¡Vacaciones familiares a Miami!
—¡¿Qué?! ¿En serio? —ambos quedamos boquiabiertos.
—Claro, he alquilado una casa frente a la playa.
No daba crédito, ¿en serio nos íbamos a Miami? De pequeña soñaba con ir allí, siempre había querido hacer surf.
—¿Podremos surfear? —Preguntó Kendall leyéndome la mente.
—Si no os matáis sí.
Empezamos a meter las maletas en el maletero y subimos al coche.
El camino al aeropuerto transcurrió rápido, Queen y yo íbamos detrás y mi madre conducía.
Hacía mucho que no la veía tan feliz y me alegraba que por fin recuperara esa chispa que perdió tras la muerte de mi padre.
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Tras instalarnos bien en la casa frente a la playa, decidimos aprovechar todo el tiempo que estuvimos ahí.
Empezamos por ir a la playa a hacer surf así que preparamos nuestras cosas y salimos de casa.
En cuanto Kendall, mi madre y yo pusimos un pie en la playa, Kendall se quedó viendo a una chica rubia con gafas de sol, un gorro de paja y un biquini blanco, no la conocía pero estaba segura de que él sí lo hacía.
—Darme un segundo.
Sin darnos tiempo a responder se acercó a la chica que estaba hablando por teléfono y cuando ella colgó y se giró, él la tomó de la mano y se alejaron, no se a donde fueron pero no me gustó.
¿De qué se conocían si podía saberse?
Intenté dejar de pensar en ello y disfrutar los pocos días que podría aprovechar de Miami Beach.
Mi madre y yo estiramos nuestras toallas y pusimos la sombrilla ya que hacía mucho sol.
Puesto que Kendall no aparecía decidí empezar yo. Me acerqué a un puesto que había con tablas para alquilar un par de horas. El chico que al parecer se llamaba Tanner me explicó las reglas básicas y cogí la tabla dispuesta a montar una ola como hacían en las películas.
—¿Vas a empezar sin mí? —Kendall me sorprendió por detrás y reí.
—¿Qué hacías con esa chica? —He de admitir que estaba un poco celosa, aunque no tuviera ningún derecho de estarlo.
—Es una vieja amiga, voy a por mi tabla, espérame en el agua —me guiñó un ojo y se fue hacia el puestecito donde estaba Tanner limpiando una tabla.
Le hice caso y me fui para el mar con la enorme tabla azul claro.
Estuvimos un rato surfeando, o en un intento de ello, debido a que la gente tenía sus propias tablas y nadie pasaba por el puesto de Tanner se unió a nosotros, la verdad es que era un chico muy amable, era rubio, con la piel bronceada de estar todos los días en la playa, tenía los ojos miel y estaba en plena forma, Kendall lo pilló rápido y Tanner era un experto en el surf así que acabaron riéndose de mí ya que cada vez que conseguía ponerme de pie en la tabla venía la ola y me derribaba, tenía un pésimo equilibrio.
Debido a que no lograba mantenerme en pie en la dichosa tabla decidí rendirme y salir a tomar el sol. Dejé la tabla cerca de la orilla y fui a por mi toalla.
Unos cinco minutos después Tanner salió a hacerme compañía —Kendall estaba tan emocionado con el surf que se negaba a dejar escapar una ola—, mi madre había ido a casa para hacer la comida y yo me quedé hablando con Tanner. Resultó ser un chico encantador, que pena que en unos días ya no volvería a verlo.
—Tengo que irme, hay clientes —ambos miramos al puesto de tablas y había una pareja allí esperando por Tanner.
Me despedí de él y seguí tomando el sol.
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Familia de acogida
Fiksi Remaja¿Qué pasaría si de repente te enteras de que tu madre se ha ofrecido a cuidar a un chico de 17 años? Pues eso es lo que me ha pasado a mí, mi vida ha dado un giro de 180 grados y y ni idea de como sobrellevarlo, ¿alguna idea?