𝟭𝟲 ──── my daughter and my sister are there!

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❍     ݁ chapter sixteen   ☆    ۪    𓈀

—Parece una caverna —titubeó Cindy, iluminando el lugar con la linterna que, por suerte, había traído—

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Parece una caverna —titubeó Cindy, iluminando el lugar con la linterna que, por suerte, había traído—. No sé. Parece... ser eterna.

—No me importa —murmuró Alice, apoyada en una piedra, sin una pizca de esperanza de poder salir.

—Chicos, ¿pueden... ayudarme? —Cindy se acercó a ellos, intentando mover las rocas en vano.

—¿Harás como si todo estuviera bien? —preguntó Arnie, incrédulo.

—Oigan, solo...

—Oye, Tommy me hubiera partido la cabeza en dos de no ser por ustedes, por si lo olvidabas.

—¿Pueden ayudarme? —les pidió Cindy, desesperada.

—¿Con qué? —Alice la miró, harta, y luego se levantó—. Esto pesa una tonelada. Creí que tenías un 10 en Física.

—¡Debemos salir!

—Mala suerte. Porque no podemos. Moriremos aquí debajo.

—No, ¡debemos salir! —dijo Cindy de manera apresurada, al ver que empezaban a alejarse—. ¡Y debemos hacerlo! Esos nombres no se detuvieron con un asesinato. Siete, nueve, diez, quince personas. Eran asesinos seriales. Los campistas... ¡Mi...! ¡Mi hija y mi hermana! Están ahí. Y él también.

—Pensé que no creías en la bruja —dijo Arnie confundido.

—¡No creo que en ella! —casi chilla la pelirroja—. Yo... debe haber... alguna explicación.

—Dios mío, eres de no creer, Cindy —la rubia rodó los ojos—. ¡Estaba poseída!

—Quizás... tomó una píldora...

—¡No! ¡No! Cindy, ¡no! No fue el maldito Tylenol. Fue la bruja. Viste los nombres y ese ritual. La bruja es real y está haciendo un hechizo para poseer a la gente. Todos los nombres en la roca. Y Mary lo sabía. Lo sabía. Y está todo aquí.

Alice agarró el libro.

—¡Esto no es real! —gritó Cindy, tirando el libro al suelo.

—¿Quieres una explicación? Aquí la tienes. Buscaba la mano para detener la maldición y salvarnos, pero no la halló —dijo Arnie, sacando a luz su inteligencia—. ¿Sabes qué encontró? El nombre de Tommy en esa maldita pared de la que hablan.

—No es eso —empezó a negar Cindy, sonando entrecortada.

—E intentó matarlo... —continuó Arnie.

—Basta —dijo Cindy, cerrando los ojos.

—...como hubiera hecho yo si hubiese sabido que el maldito Tommy Slater ¡casi me parte la cabeza en dos con un hacha!

—¡Escucha! ¡Cállate!

—Eso es —sonrió Alice, aunque un poco—. Esa es la Cindy que conocí —Berman los miró mal y comenzó a alejarse—. ¿Adónde vas?

—A buscar otra salida —respondió Cindy, volviéndose hacia ellos, molesta—. No me sigan.

—No vuelvas, ¿de acuerdo? —contestó Alice alzando la voz—. ¿Me oyes? ¡No vuelvas!

Cindy había logrado caminar lo suficientemente lejos de ellos, o eso era lo que creía. Apuntaba con la luz de su linterna hacia todos lados, con su mente llena de preocupaciones por Bonnie y su hermana.

—Boo.

La voz de Arnie detrás de ella la asustó y la hizo girarse sobre sus talones. Él y Alice la miraban con los brazos cruzados.

—¿Qué diablos hacen? —les frunció el ceño la chica Berman—. Les dije que no me siguieran.

—No lo hicimos. Hiciste un círculo —respondió su amigo, obvio—. Maldito círculo.

La pelirroja agarró el libro y empezó a leerlo, ya cansada. Pero eso le abrió la mente.

—Uno, dos, tres, cuatro —murmuró—. Uno, dos, tres, cuatro —repitió girando sobre su eje mientras apuntaba con la linterna.

—¿Qué haces? —frunció el ceño Alice.

—Cuatro —acabó Cindy señalando una parte de la cueva  su rostro iluminado de comprensión—. El símbolo se bifurca aquí. Cuatro veces. Tres ahí, uno allí —dijo, señalando los lugares—. Como esta cueva. Es lo mismo. "Se cortó la mano embrujada sobre la piedra de Satán. Dejó en la tierra debajo de la marca de la bruja". "Dejó en la tierra...".

—¿La bruja construyó este lugar? —Arnie se acercó a ellas, confundido.

—O eso dijeron los colonos. No importa —respondió Cindy, restándole importancia—. Solo importa el círculo. Es...

—Es un mapa —terminó Alice, sonriendo ladeadamente.

[ • • • ]

—¿Puedo ofrecerles agua o jugo? —les preguntó Jeremy a unos chicos de Sunnyvale que habían logrado capturar.

—Estamos bien —respondió Bethany, cortante.

—Genial, bien —dijo Jeremy, tratando de disimular sus nervios—. Pensé que, como estamos todos aquí y en la cárcel, querrían algún refresco, pero... O podemos jugar a algo. ¿Dígalo con mímica?

—Cállate, nerd —le contestó Bethany con desagrado.

Jeremy se encogió en su lugar.

—De acuerdo.

De pronto, escucharon un crujido proveniente de afuera.

—Gente de Sunnyvale, estos reclusos son propiedad de Shadyside —intentó mostrar valentía el chico de los lentes—. Si no se van, me obligarán a capturarlos.

Jeremy abrió la puerta.

—¡Oye, nerd! —gritó un chico de camiseta roja. Sunnyvale.

Y pronto, unos chicos comenzaron a lanzarle globos llenos de pintura.

—¡No! ¡Oye! ¡No es justo! —se quejó Jeremy mientras una chica entraba corriendo.

—¡Vamos! ¡Salgan! —la chica les hizo una seña a sus compañeros.

Los de Sunnyvale se fueron corriendo.

—Vaya... —murmuró Jeremy con una mueca, limpiando sus lentes con un paño.

Miró hacia afuera y, de repente, lo vio. Tommy, con un hacha en la mano.

—¿Tommy? —el niño lo miró con el ceño fruncido.

Tommy caminó a él con el hacha. Jeremy gritó cuando Tommy levantó el objeto y empezó a clavarlo en él, por lo que ya no pudo gritar más, solo gritos ahogados.

𝙎𝙏𝙄𝙇𝙇 𝘼𝙇𝙄𝙑𝙀  ;  kate schmidt ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora